Pasar la ITV (Inspección Técnica de Vehículos) es uno de esos trámites que todo conductor debe afrontar tarde o temprano. Aunque para muchos se trata de una simple formalidad, la realidad es que una gran cantidad de vehículos no superan esta revisión a la primera. Y lo más sorprendente es que el motivo más habitual no tiene que ver con el motor ni con sistemas complejos, sino con algo aparentemente tan simple como las luces.
Cada año, miles de conductores acuden a su cita con la ITV sin imaginar que una bombilla fundida, una mala alineación de los faros o un fallo en las luces de freno bastan para recibir un “desfavorable” en su informe. Este pequeño descuido no solo impide circular legalmente hasta que se repare, sino que también puede suponer una multa si se ignora la obligación de corregirlo.
1El fallo más frecuente: las luces, el enemigo número uno en la ITV
Según los datos de AECA-ITV (la asociación que agrupa a las estaciones de inspección técnica), más del 25% de los vehículos que no pasan la ITV lo hacen por problemas en el sistema de alumbrado y señalización. Esto incluye faros desalineados, bombillas fundidas, pilotos rotos, luces de freno que no funcionan correctamente o incluso fallos eléctricos en los conectores.
La iluminación no solo afecta a la visibilidad del conductor, sino también a su capacidad para ser visto por los demás. De hecho, un coche con un faro fundido o mal regulado puede suponer un riesgo real en carretera, especialmente en condiciones de lluvia, niebla o conducción nocturna. Por eso, los inspectores prestan especial atención a este apartado.








