Llega la época de cenas de empresa, esa reunión anual donde la alegría fluye, los platos se suceden y, a menudo, las copas o las cervezas también hacen acto de presencia. La Guardia Civil está muy al tanto, y por eso el número de controles se multiplica durante estas fechas.
Si te para un agente, es muy probable que te encuentres en esta situación: Antes de pedirte siquiera la documentación o ponerte el alcoholímetro en la boca, te lanza una pregunta que parece inocente. Pero ten mucho cuidado, porque tu respuesta puede ser la diferencia entre irte a casa tranquilo o meterte en un problema muy serio.
3La trampa de la pregunta sobre el motivo de la parada
Hay otra variante de este juego psicológico que suele ocurrir incluso antes de que se mencione el alcohol. Es cuando el agente se acerca y te pregunta: «¿Sabe usted por qué le he parado?».
Esta cuestión es una trampa clásica de manual. Muchos conductores, llevados por la culpabilidad o el miedo, empiezan a enumerar posibles infracciones. Nunca, bajo ningún concepto, debes entrar en ese juego de adivinanzas.
Si respondes a esa pregunta con una supuesta infracción, te estás poniendo la multa tú mismo. Puede que el agente solo te haya parado porque tienes una luz de freno fundida y ni siquiera se había dado cuenta de tu velocidad. Si tú le dices que ibas rápido, acabas de confesar una infracción que él quizás no había notado o no podía probar. La respuesta correcta a esta pregunta siempre debe ser un «no» educado o un «no, agente, dígamelo usted».
Es decir, debes obligar a la autoridad a que te informe del motivo de la detención, ya que es su obligación explicarte la razón de pararte. No le hagas el trabajo reconociendo faltas que no te han notificado. Mantén una actitud de respeto absoluto, pero cierra la boca en cuanto a especulaciones sobre tu propia conducción.
