Llega la época de cenas de empresa, esa reunión anual donde la alegría fluye, los platos se suceden y, a menudo, las copas o las cervezas también hacen acto de presencia. La Guardia Civil está muy al tanto, y por eso el número de controles se multiplica durante estas fechas.
Si te para un agente, es muy probable que te encuentres en esta situación: Antes de pedirte siquiera la documentación o ponerte el alcoholímetro en la boca, te lanza una pregunta que parece inocente. Pero ten mucho cuidado, porque tu respuesta puede ser la diferencia entre irte a casa tranquilo o meterte en un problema muy serio.
1El peligro de la sinceridad mal entendida en un control de la Guardia Civil
Cuando nos para la Guardia Civil, nuestro cerebro tiende a reaccionar de una forma muy primitiva provocada por el estrés del momento. Queremos parecer colaboradores y, sobre todo, demostrar que no tenemos nada que ocultar. Esta reacción psicológica es la que aprovechan los agentes de tráfico para obtener información antes de realizar cualquier prueba técnica.
Estamos en plena época de cenas y comidas navideñas, y la DGT sabe que el consumo de alcohol se dispara en estas fechas. Por eso, los controles se multiplican en las rotondas y salidas de las grandes ciudades.
El agente se acerca a tu ventanilla y, con voz calmada, te formula la pregunta fatídica: «¿Ha bebido usted algo?».
Aquí es donde la mayoría de conductores comete un error. Creyendo que la sinceridad jugará a su favor y que el agente será benevolente si dicen la verdad, responden con frases como «sí, solo una copita de vino con la comida» o «bueno, un par de cervezas hace un rato».
Si respondes eso, acabas de cometer el primer gran fallo de la noche. Al admitir verbalmente que has consumido alcohol, estás proporcionando un indicio que justifica aún más la realización de la prueba y, lo que es peor, estás predisponiendo la situación en tu contra antes de soplar.
