Cuando vamos a hinchar los neumáticos, lo normal es mirar la etiqueta en la que se indica cuál es la presión recomendada. Tenemos en cuenta si el coche está cargado o no, pero nadie, o casi nadie, piensa en la época del año y la temperatura. Un pequeño error que acaba costando dinero en gasolina, acortando la vida de tus neumáticos y, lo que es peor, poniendo en riesgo tu seguridad.
Hemos hablado con Fernando, mecánico profesional, y nos ha desvelado el procedimiento correcto que casi nadie aplica. Lo que nos cuenta es simple, pero fundamental.
Los neumáticos «pierden» aire en invierno

Si notas que el neumático tiene menos aire cuando hace frío, en realidad no es que esté pinchado. Lo que ocurre es un principio de física básica: el aire es un gas, y los gases reaccionan a la temperatura. Cuando hace calor, el aire se expande. Cuando hace frío, se contrae.
«Es así de simple», explica Fernando. «El aire dentro de tu rueda ocupa menos espacio cuando el termómetro baja, y por tanto, la presión interna disminuye«.
Los fabricantes y expertos tienen una regla bastante clara al respecto: por cada 10 grados que baja la temperatura exterior, la presión de tus neumáticos desciende alrededor de 0.1 bar.
Imagina que revisaste la presión por última vez en un día agradable de otoño, a unos 20°C. La dejaste perfecta, pero una noche cae una helada y la temperatura ambiente es de 0°C. Es una caída de 20 grados. Según la regla, tus neumáticos han perdido automáticamente 0.2 bar. Ahora mismo estás circulando con 2.3 bar, es decir, con presión de las ruedas baja.
El error que cometes al mirar la pegatina de tu coche

Todos sabemos que la presión correcta es la que indica el fabricante. Esa pegatina que encontramos en el montante de la puerta del conductor, en la tapa del depósito de gasolina o, en coches más antiguos, en la guantera.
Esa etiqueta te da varios valores: para conducción normal, para plena carga (con el coche lleno de maletas y la familia) y, a veces, para autopista. El error no es mirar esa pegatina. El error es interpretarla mal en invierno.
«El valor que te da el fabricante, por ejemplo 2.3 bar, es un valor de referencia medido ‘en frío'», aclara Fernando. «Pero el estándar de ‘en frío’ para la industria suele ser a una temperatura ambiente de unos 20°C».
Aquí está el quid de la cuestión. Si tú, en una mañana a 5°C, pones la presión que dice la pegatina (2.3 bar), en realidad estás inflando el neumático por debajo de lo necesario. Cuando esa referencia se fijó a 20°C, el aire de dentro de la rueda tenía más volumen. Al poner 2.3 bar a 5°C, estás compensando la pérdida de ese día, pero no estás compensando la diferencia de base entre la temperatura de referencia (20°C) y la temperatura actual (5°C).
En la práctica, estás conduciendo con una presión inferior a la que el ingeniero que diseñó tu coche determinó que era la segura.
El truco de los 0,2 bar

«Para evitar líos y cálculos complicados, mi consejo profesional es claro», sentencia Fernando. «Localiza la presión recomendada por el fabricante en la pegatina. Y, durante los meses de invierno, añade 0.2 bar a esa recomendación«.
Es un truco sencillo y efectivo que recomiendan la mayoría de expertos y grandes fabricantes como Michelin. Esos 0.2 bar extra (que equivalen a unos 3 PSI, por si tu manómetro mide en esa unidad) compensan esa contracción del aire por la caída generalizada de las temperaturas.
Así, si la pegatina de tu coche dice que debes llevar 2.4 bar en las cuatro ruedas para una conducción normal, lo correcto en los meses de frío (de noviembre a marzo, por ejemplo) es inflarlas a 2.6 bar.
«Con esto», añade Fernando, «te aseguras de que el neumático mantiene la rigidez estructural y la huella de contacto óptimas para las que fue diseñado, incluso cuando el termómetro marca cifras bajo cero». Y recalca: «Es mucho mejor pasarse un poco de presión que quedarse corto. Circular bajo de presión es el peor escenario posible».
Cuándo y cómo revisar la presión para hacerlo bien

Sumar 0.2 bar en invierno es la clave, pero de nada sirve si lo haces mal. El proceso es tan importante como la cifra.
El primer mandamiento es: revisa la presión siempre con los neumáticos en frío, es decir, que el coche ha estado parado al menos dos o tres horas, o que has conducido menos de 3 kilómetros a velocidad muy baja (por ejemplo, de tu casa a la gasolinera de la esquina).
«Jamás midas la presión después de un viaje por autopista», advierte Fernando. «El rozamiento calienta el aire una barbaridad. La presión puede subir 0.4 bar o más solo por el calor de la marcha. Si mides 2.8 bar ‘en caliente’ y crees que vas bien, es posible que ‘en frío’ estés realmente a 2.4 bar, o incluso menos».








