Es un hecho. La baliza V-16 es obligatoria a partir del 1 de enero de 2026, y se ha convertido en tema recurrente de todos los medios. La idea es sencilla: te quedas tirado, sacas la mano por la ventanilla, pegas la luz imantada al techo y tu coche se convierte en un punto visible en el mapa digital de la DGT 3.0. Sin embargo, este plan en apariencia sin fisuras no parece ser la gran solución que nos han vendido.
Hablamos con Octavio, un experto en seguridad vial, y su visión es mucho más cauta. «La V-16 es una herramienta más, sin duda mejor que el triángulo, pero está muy lejos de ser la panacea que nos prometen», sentencia.
¿De verdad muere gente por poner los triángulos?

El primer pilar sobre el que se apoya la DGT para pasarse a la baliza V-16 es que los triángulos son la causa de muertes. Tráfico reporta que entre 2018 y 2021 murieron entre 18 y 22 personas al año atropelladas tras bajarse del coche, y que la cifra subió a 58 en 2022. Cifras terribles, sin duda.
Sin embargo, la DGT no especifica que esas personas murieran mientras colocaban el triángulo de emergencia. Simplemente, fueron atropelladas tras bajarse de un vehículo. ¿Iban a poner el triángulo? ¿Estaban mirando el motor? ¿Se bajaron presas del pánico? No lo sabemos. La DGT no ha aportado esos datos.
Los expertos avisan de que esto es un error que se aleja de los datos técnicos y se acerca más a una ocurrencia. Por ejemplo, la eliminación del margen de 20 km/h para adelantar o la bajada de velocidad en nacionales incluso ha aumentado la siniestralidad. Para Octavio, la baliza V-16 parece otra de esas ocurrencias.
“Los atropellos no disminuirán, porque hay muchas situaciones que la baliza no contempla. ¿De verdad es mucho más visible la V-16 que los cuatro intermitentes?».
Situaciones peligrosas con la baliza V-16

No es una teoría, es un aviso de los que están en la carretera. El coordinador de tráfico de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) califica la eliminación total de los triángulos como una decisión precipitada y poco meditada. Y avisa de que algunos agentes ya han reportado incidentes donde la baliza V-16 no ha sido visible a tiempo y se han producido situaciones de peligro.
¿Cómo es posible? ¿No era una luz visible a un kilómetro? Pues no siempre. El primer gran peligro de la V-16 es el sol. Cuando hay una fuerte incidencia del sol —como ocurre a ciertas horas del día o en verano— la luz intermitente de la V-16 se puede volver casi invisible. Una luz naranja parpadeando contra un sol de justicia a las tres de la tarde en una recta no es nada. Esto provoca reacciones tardías, maniobras de riesgo o incluso colisiones.
El segundo peligro es la falta de anticipación. Los triángulos te obligaban a caminar 50 metros con el chaleco para ponerlos. Esos 50 metros daban un aviso previo al peligro. La V-16 la pones encima del peligro.
Con el sistema antiguo, el triángulo 50 metros antes avisaba al resto de que algo pasaba. Con el nuevo sistema, el conductor que viene rápido se va a encontrar tu coche (y tu baliza) de golpe, sin tiempo de reacción.
La norma de la DGT obliga a que la luz tenga una intensidad mínima de solo 40 candelas. Los propios fabricantes presumen de modelos con mucha más intensidad, admitiendo que el mínimo legal se queda corto para ser visto de día.
Pilas, «troleos» y la España vaciada: los nuevos peligros de la V-16

La baliza V-16 no solo tiene problemas de visibilidad, sino que añade una capa de complejidad tecnológica que antes no existía. Y más complejidad, en una situación de estrés como una avería, es más peligro.
El primer problema es el más tonto, pero el más real: la batería. ¿Qué pasa si se agotan las pilas o se descarga la batería? La norma dice que debe durar unos 30 minutos. Es posible que en Madrid 30 minutos parezca mucho, pero España es mucho más que grandes capitales. Si te quedas tirado en una carretera de Soria por la noche, y la grúa tarda 90 minutos, ¿qué haces cuando a la media hora tu luz se apaga? Antes, al menos, tenías un triángulo reflectante pasivo, que no gasta pilas.
El segundo problema es el sistema DGT 3.0. En teoría, la baliza manda tu posición a la nube y avisa a otros coches. Pero esto abre dos debates. Primero, el de las distracciones. Las pantallas son, según la DGT, un factor importante de distracción, ¿tenemos que conducir mirando la pantalla para ver los avisos, o mirando a la carretera?.
Por otra parte, están los falsos avisos. ¿Qué impide a un grupo de personas activar diez balizas a la vez en un mismo punto para trolear al sistema y crear un atasco fantasma, como hizo un artista con Google Maps? ¿Qué pasa si un niño la activa jugando? Si el sistema se llena de avisos falsos, los conductores dejarán de hacerle caso.
Entonces, ¿qué hacemos? Los expertos coinciden en que la baliza V-16 puede ser un buen complemento, sobre todo para personas con movilidad reducida. Pero nunca un sustituto total. El sentido común dice que, aunque te obliguen a llevar la V-16, quizás no sea mala idea mantener los triángulos en el maletero. Por si acaso.








