Diciembre es un mes marcado en rojo en el calendario. Reencuentros, celebraciones, brindis interminables y un ambiente festivo que invita a bajar la guardia. Sin embargo, cuando el coche entra en escena, esa relajación puede convertirse en un riesgo real. La Navidad, y muy especialmente fechas como Nochevieja o Nochebuena, concentran algunos de los comportamientos más peligrosos al volante, aunque muchos conductores sigan pensando que “controlan”.
Los datos vuelven a poner la realidad sobre la mesa con crudeza. Uno de cada cinco conductores reconoce que conduce tras haber bebido alcohol durante las fiestas navideñas. Lo más preocupante no es solo la cifra, sino la percepción: la mayoría considera que «no pasa nada», que su conducción sigue siendo «normal». Un mensaje peligroso que choca frontalmente con las estadísticas de siniestralidad.
6Los controles funcionan, pero no convencen a todos
Los controles de alcoholemia siguen siendo una de las herramientas más eficaces para frenar este comportamiento. El 65% de los conductores reconoce que no coge el coche tras beber por miedo a una sanción o a sufrir un accidente. Es decir, la disuasión funciona.
Aun así, persiste cierta desconfianza. Aunque la gran mayoría considera justificados los controles, más de un tercio les atribuye un afán recaudatorio. Un debate recurrente que, en realidad, desvía la atención del verdadero problema: el alcohol sigue costando vidas cada año, y fechas como Nochevieja siguen siendo especialmente críticas.








