Diciembre es un mes marcado en rojo en el calendario. Reencuentros, celebraciones, brindis interminables y un ambiente festivo que invita a bajar la guardia. Sin embargo, cuando el coche entra en escena, esa relajación puede convertirse en un riesgo real. La Navidad, y muy especialmente fechas como Nochevieja o Nochebuena, concentran algunos de los comportamientos más peligrosos al volante, aunque muchos conductores sigan pensando que “controlan”.
Los datos vuelven a poner la realidad sobre la mesa con crudeza. Uno de cada cinco conductores reconoce que conduce tras haber bebido alcohol durante las fiestas navideñas. Lo más preocupante no es solo la cifra, sino la percepción: la mayoría considera que «no pasa nada», que su conducción sigue siendo «normal». Un mensaje peligroso que choca frontalmente con las estadísticas de siniestralidad.
3Nochebuena y Nochevieja: tradición y exceso
Tras las cenas de empresa, Nochebuena y Nochevieja comparten el segundo puesto como momentos más críticos. En ambas fechas, el 37% de los conductores que bebieron reconocen haber conducido después. Son noches largas, cargadas de simbolismo y celebraciones que se alargan hasta la madrugada, especialmente en Nochevieja.
Aquí entra en juego otro factor clave: la planificación. Muchos conductores no prevén alternativas de transporte o confían en que “esta noche no habrá controles”. Sin embargo, el alcohol no entiende de tradiciones ni de buenas intenciones. Aunque se consuma vino o cerveza —las bebidas más habituales—, el riesgo existe y se multiplica con el paso de las horas.
