Con la llegada del frío, las dudas de muchos conductores reaparecen cada año: ¿es suficiente con montar neumáticos de invierno o es imprescindible llevar cadenas en el maletero? La normativa, las recomendaciones de los fabricantes y la realidad de las carreteras parecen no ponerse totalmente de acuerdo. Y, mientras tanto, miles de usuarios se preguntan qué opción es la más segura, cómoda y eficaz para afrontar desplazamientos invernales.
En España, donde las nevadas intensas son frecuentes en zonas de montaña pero ocasionales en la mayor parte del territorio, esta decisión se vuelve aún más compleja. El clima variable, unido a las diferencias regionales en cuanto a frío y precipitaciones, hace que muchos conductores se planteen si realmente les compensa cambiar de neumáticos cada invierno. En este artículo analizamos, con un enfoque práctico y claro, si los neumáticos de invierno son una alternativa real —y legal— a las cadenas de nieve.
4Limitaciones: cuándo no bastan los neumáticos de invierno
Sin embargo, no todo son ventajas. Los neumáticos de invierno tienen limitaciones claras que conviene conocer. En primer lugar, no sustituyen a las cadenas cuando la autoridad impone nivel negro: en esas situaciones extremas, no se permite la circulación de ningún vehículo salvo casos muy excepcionalmente autorizados. Además, sobre nieve muy profunda o hielo pulido, su capacidad puede quedar reducida y unas cadenas —o sistemas alternativos— pueden ofrecer un agarre superior.
Otro aspecto importante es que los neumáticos de invierno requieren una inversión inicial mayor y un segundo juego de llantas o neumáticos. Para muchos conductores que solo se encuentran esporádicamente con nieve, esta inversión puede no resultar rentable. Por eso, aunque son una opción óptima para zonas frías o de montaña, no siempre son la elección más lógica para quienes viven en áreas de clima templado y solo ven nieve una vez cada varios inviernos.








