Con la llegada del frío, las dudas de muchos conductores reaparecen cada año: ¿es suficiente con montar neumáticos de invierno o es imprescindible llevar cadenas en el maletero? La normativa, las recomendaciones de los fabricantes y la realidad de las carreteras parecen no ponerse totalmente de acuerdo. Y, mientras tanto, miles de usuarios se preguntan qué opción es la más segura, cómoda y eficaz para afrontar desplazamientos invernales.
En España, donde las nevadas intensas son frecuentes en zonas de montaña pero ocasionales en la mayor parte del territorio, esta decisión se vuelve aún más compleja. El clima variable, unido a las diferencias regionales en cuanto a frío y precipitaciones, hace que muchos conductores se planteen si realmente les compensa cambiar de neumáticos cada invierno. En este artículo analizamos, con un enfoque práctico y claro, si los neumáticos de invierno son una alternativa real —y legal— a las cadenas de nieve.
3Ventajas frente a las cadenas: comodidad y seguridad
Una de las mayores ventajas de los neumáticos de invierno frente a las cadenas es la comodidad. No requieren instalación, ni parar en plena ventisca para montarlas, ni mancharse las manos mientras se intenta ajustar una cadena congelada. Simplemente están ahí, funcionando de forma automática desde el momento en que baja la temperatura.
También ofrecen una conducción mucho más estable que las cadenas, que tienden a generar vibraciones, limitar la velocidad y resultar incómodas en asfalto limpio. Con los neumáticos de invierno, el comportamiento del coche es más natural, no hay ruidos metálicos y se puede circular a velocidades normales siempre que las condiciones lo permitan. En términos de seguridad, también son superiores, ya que actúan en todo momento y no solo cuando hay nieve acumulada.








