Con la llegada del frío, las lluvias intensas y las primeras heladas, conducir se convierte en un auténtico reto. Las carreteras cambian su comportamiento, el agarre se reduce y los imprevistos aumentan. Por eso, los neumáticos —ese elemento muchas veces olvidado— pasan a tener un papel protagonista. Montar los neumáticos adecuados no solo mejora el rendimiento del coche, sino que también puede marcar la diferencia entre evitar o sufrir un accidente.
En España, aunque todavía no son obligatorios en todo el territorio, los neumáticos de invierno son cada vez más recomendados, sobre todo en las zonas del norte, centro y de montaña. Saber cuándo ponerlos, cómo funcionan y qué ventajas ofrecen frente a los convencionales es esencial para circular con seguridad durante los meses fríos.
5mantenimiento y almacenamiento: los grandes olvidados
Cambiar los neumáticos según la estación es una práctica responsable, pero su mantenimiento es igual de importante. Si se van a guardar durante varios meses, deben almacenarse en un lugar fresco, seco y sin exposición directa al sol. Lo ideal es colocarlos apilados o colgados, evitando deformaciones.
Antes de volver a montarlos, conviene revisar su presión y estado general. Un desgaste irregular puede indicar problemas de alineación o suspensión. Además, es recomendable equilibrarlos y comprobar que el dibujo no ha bajado del mínimo legal de 1,6 mm (aunque los especialistas recomiendan sustituirlos a partir de 3 mm para mantener la máxima eficacia).








