Al llegar el invierno, solemos pensar en el cambio de armario, la calefacción o preparar un viaje a la montaña. Pero pocos conductores se plantean un cambio que puede ser clave para la seguridad: montar neumáticos de invierno. Aunque nuestro clima sea más suave, las carreteras españolas esconden trampas en forma de frío, humedad, hielo y nieve que pueden sorprender hasta a los más experimentados.
Por eso hablamos con Rocío, técnica especialista en neumáticos y asesora en un gran distribuidor: «Muchos creen que los ‘zapatos’ de invierno son cosa de otros países; pero en España hay zonas donde pueden evitar un susto serio». Su mensaje es tan claro como rotundo: si tienes pensado viajar o circular por áreas frías, tienes motivos de sobra para montar un juego de invierno.
1Los inviernos suaves engañan; las carreteras, no
Aunque el invierno llegue con temperaturas relativamente templadas, eso no significa que las carreteras estén libres de peligro. Regiones como Navarra, Aragón, Castilla y León, Asturias o las áreas montañosas del norte presentan cada año episodios de nieve, heladas y humedad que afectan al comportamiento del vehículo. «Aquí es donde los neumáticos de invierno marcan la diferencia. El frío, incluso por encima de los 0 °C, ya afecta el agarre», recalca Rocío.
Los neumáticos de invierno están fabricados para mantenerse flexibles por debajo de los 7 °C, algo que no pueden hacer los de verano. El caucho más blando y su dibujo específico mejoran el agarre y la capacidad de frenado. «Da igual si vas a esquiar o a visitar un pueblo un fin de semana. Si tus ruedas están duras como piedras, pierdes control, y eso es lo último que quieres».







