Luces de colores, mesas llenas de comida, brindis que se alargan más de la cuenta y carreteras que no entienden de celebraciones. En Cantabria, como en toda España, la Navidad transforma el ambiente, pero no las normas de circulación. Mientras el espíritu festivo se apodera de calles y restaurantes, el asfalto sigue siendo implacable con los errores. Especialmente cuando el alcohol entra en escena y alguien cree que «no pasa nada» por ponerse al volante.
Viajar a Cantabria durante las fiestas navideñas se convierten en un pequeño examen de responsabilidad: los datos sitúan a esta comunidad en lo más alto del ranking de conductores que reconocen conducir tras beber alcohol. Un cóctel peligroso que explica por qué, estas Navidades, las probabilidades de regresar a casa con una multa por alcoholemia son más altas de lo que muchos imaginan.
5Los controles sí funcionan y disuaden
Pese a la percepción negativa que suelen generar los controles, los datos demuestran que son eficaces. El 65% de los conductores reconoce que evita usar el coche tras haber bebido por miedo a una sanción o a sufrir un accidente. Y un abrumador 96% considera que estas pruebas están justificadas, frente a un 35% que cree que también tienen un componente recaudatorio.
En el último año, se realizaron más de 5,6 millones de controles preventivos de alcohol en toda España, con un 1,2% de positivos. Puede parecer una cifra pequeña, pero detrás de ella hay un riesgo real. En comunidades como Cantabria, donde consumo y conducción van de la mano en Navidad, los controles se convierten en una herramienta clave para salvar vidas.








