Luces de colores, mesas llenas de comida, brindis que se alargan más de la cuenta y carreteras que no entienden de celebraciones. En Cantabria, como en toda España, la Navidad transforma el ambiente, pero no las normas de circulación. Mientras el espíritu festivo se apodera de calles y restaurantes, el asfalto sigue siendo implacable con los errores. Especialmente cuando el alcohol entra en escena y alguien cree que «no pasa nada» por ponerse al volante.
Viajar a Cantabria durante las fiestas navideñas se convierten en un pequeño examen de responsabilidad: los datos sitúan a esta comunidad en lo más alto del ranking de conductores que reconocen conducir tras beber alcohol. Un cóctel peligroso que explica por qué, estas Navidades, las probabilidades de regresar a casa con una multa por alcoholemia son más altas de lo que muchos imaginan.
1Cantabria, en el punto de mira de los controles
Según los últimos estudios, Cantabria se ha convertido en la comunidad donde más conductores reconocen haber conducido tras consumir alcohol durante las fiestas navideñas. Nada menos que un 25%, una cifra que supera ampliamente la media nacional (18,6%). Por detrás aparecen territorios como la Comunidad Valenciana o Baleares, pero Cantabria encabeza una lista que no invita precisamente al orgullo.
El dato explica en buena medida por qué los conductores que circulan por carreteras cántabras tienen más probabilidad de encontrarse con controles de alcoholemia durante la Navidad. La DGT y la Guardia Civil refuerzan su presencia en puntos estratégicos, accesos a núcleos urbanos y carreteras secundarias, sobre todo en horario nocturno y de madrugada. ¿El objetivo? Disuadir y reducir una conducta que sigue costando vidas.








