Como norma general, la multa que te puede poner la Guardia Civil suele tener un tope de 500 euros. Esta cantidad está reservada a las infracciones muy graves, como cazar un deportivo volando a 250 km/h por la autopista o a un conductor que multiplica por cinco la tasa de alcohol.
Se trata de multas muy serias, aunque existen situaciones extraordinarias que dejan en casi nada esas multas. A noviembre de 2025, existen sanciones recogidas por la normativa de tráfico que pueden llevar a superar, literalmente, el precio de un coche nuevo.
26.000 euros por hacer trampas
Mucha gente confunde los avisadores, los detectores y los inhibidores. Los avisadores (como el GPS de tu móvil que te dice «radar fijo a 500 metros») son legales, porque usan una base de datos pública.
Los detectores de radar, que rastrean la señal de los radares móviles, están prohibidos. Llevar uno, aunque esté apagado, supone una multa de 200 euros y 3 puntos. Usarlo ya es más grave.
Pero el rey de la trampa es el inhibidor de radar. Este aparato no solo detecta el radar, sino que emite una señal para anularlo o interferir en su medición. Llevar esto en el coche es una de las infracciones más graves que puedes cometer sin necesidad de ir borracho o a 300 km/h. La multa por llevarlo es de 6.000 euros y la pérdida de 6 puntos del carnet.
Durante mucho tiempo, esos 6.000 euros fueron considerados la multa más alta para un conductor particular. Pero todavía hay un escalón más.








