La realidad del automóvil en España está cambiando a una velocidad que a veces pasa desapercibida. Cuando hablamos de conducción, de propiedad de vehículos y de hábitos de movilidad, todavía arrastramos muchos tópicos que ya no encajan con los datos actuales. Uno de los más llamativos tiene como protagonistas a las mujeres y, en especial, a las que han superado los 65 años.
Lejos de la imagen clásica de conductoras ocasionales o secundarias, hoy las mujeres sénior se han convertido en un colectivo clave dentro del parque móvil español. Su peso no solo crece, sino que lo hace de forma tan contundente que obliga a replantearse cómo entendemos la movilidad, el seguro del automóvil y el papel femenino al volante.
1El auge imparable de las conductoras sénior
Durante muchos años, la relación de las mujeres con el coche estuvo marcada por la dependencia. El vehículo familiar solía estar a nombre del marido y ellas figuraban, en el mejor de los casos, como conductoras ocasionales. Sin embargo, las generaciones que hoy superan los 65 años vivieron la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral, lo que cambió por completo esa dinámica.
Las mujeres empezaron a trabajar, a tener ingresos propios y a entender el coche como una herramienta de autonomía. El resultado es contundente: en 2011 había poco más de 383.000 mujeres mayores de 65 años con vehículo a su nombre; hoy son más de 1,2 millones. Una cifra que supera la población conjunta de ciudades como Málaga y Zaragoza y que demuestra hasta qué punto el perfil de la conductora española ha cambiado.







