Las ZBE siguen siendo objeto de debate entre los conductores. Algunos las defienden argumentando que son la única medida para eliminar la contaminación de las ciudades. Otros aseguran que solo es una medida recaudatoria que perjudica a quienes necesitan el coche para trabajar y no pueden comprarse uno nuevo. Hay una gran confusión, y para muchos conductores, la sensación es de estar contra la espada y la pared.
Ante toda esta polémica, el Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha querido aclarar las cosas y explicar los motivos por los que se implantan estas zonas. Durante unas jornadas de Movilidad Sostenible, aseguró que: las ZBE no obligan a nadie a comprarse un coche nuevo.
3No basta con un buen autobús: La necesidad de «desincentivar»
Esta «resistencia» es aún más llamativa si tenemos en cuenta que las ZBE no son opcionales. La Ley 7/2021 de cambio climático obliga a todos los municipios de más de 50.000 habitantes a tener una ZBE activa desde el 1 de enero de 2023. También están obligados los de más de 20.000 habitantes que tengan problemas de contaminación.
A pesar de esta obligación, la implantación en España ha sido «lenta y desigual». El propio Ministerio y varios informes han señalado que solo una parte de las ciudades ha cumplido el calendario. Y las que lo han hecho, a veces ha sido de forma simbólica: creando zonas muy pequeñas que no logran reducir la contaminación real o sin un régimen sancionador efectivo, por lo que la norma no se cumple.
El titular de Transportes también defendió la necesidad de combinar dos estrategias. No vale solo con tener un transporte público muy bueno, sino que también hay que tomar medidas que desincentiven el uso del coche privado. Las ZBE son esa herramienta de desincentivo en áreas muy concretas.
Es una filosofía clara: de nada sirve tener la mejor red de metro si aparcar en la superficie sigue siendo fácil y barato, y si circular por el centro no tiene ninguna restricción. Para que la gente cambie el coche por el autobús, el coche tiene que dejar de ser la opción más cómoda para todo.
El mensaje que lanza el Gobierno es que las ZBE no buscan expulsar a nadie por el coche que tiene, sino cambiar patrones de movilidad que, a su juicio, ya no son sostenibles ni compatibles con los objetivos de salud pública que España ha firmado con la Unión Europea.








