Contratar un seguro de coche es uno de esos trámites que muchos conductores hacen casi en automático: comparan precios, revisan por encima las coberturas y, si su coche vale la pena, eligen un “Todo Riesgo” pensando que así están protegidos pase lo que pase. Pero, como advierte Esther, mediadora de seguros con más de una década de experiencia, esta decisión no debería tomarse a la ligera.
Porque la realidad es que no todos los seguros “Todo Riesgo” son iguales. Hay diferencias importantes entre compañías, exclusiones que sorprenden al asegurado cuando más necesita cobertura y condiciones que pueden hacer que aquello que creías incluido… no lo esté. Y esos detalles, casi siempre, están en la famosa “letra pequeña” que la mayoría evita leer.
2Franquicia: la palabra que puede encarecer tu seguro sin que te des cuenta
Una de las claves que muchos pasan por alto es la franquicia, un coste que asume el asegurado cada vez que realiza una reparación tras un siniestro. Por ejemplo, si la franquicia es de 300 euros y el arreglo cuesta 900, la aseguradora solo pagará 600. El problema es que algunas compañías ofrecen precios muy atractivos a cambio de franquicias tan altas que, en la práctica, el cliente acaba pagando gran parte de la reparación de su bolsillo.
Esther lo resume así: “Un Todo Riesgo barato suele esconder una franquicia cara. Y en muchos casos no compensa”. Su recomendación es clara: calcular cuántos partes suele presentar el conductor al año, el riesgo real de daños y, a partir de ahí, elegir una franquicia adecuada o incluso valorar un Todo Riesgo sin franquicia si el coche es nuevo o de alto valor.







