Fernando lleva más de tres décadas con las manos manchadas de grasa. Tiene 52 años, es mecánico desde que salió del instituto y ha visto pasar por su taller miles de coches de todo tipo: nuevos, viejos, baratos, premium, diésel, gasolina, híbridos y, más recientemente, eléctricos. Su diagnóstico es tan directo como inquietante: muchos de los problemas que ve a diario tienen un origen común y evitable.
Apoyado en un surtidor de gas cercano a su taller, Fernando lanza una frase que hiela la sangre a cualquier conductor: «Más del 50% de los coches que se han llenado aquí se han roto… o se van a romper». Y no es una exageración gratuita. Sus palabras encajan con los últimos estudios sobre averías graves en España y ayudan a entender por qué el parque automovilístico español sigue siendo una bomba de relojería.
5El mantenimiento, la gran asignatura pendiente
Fernando insiste: el combustible no lo es todo. “He visto coches diésel con 300.000 kilómetros en perfecto estado y eléctricos nuevos con problemas graves”, afirma. La diferencia casi siempre está en el mantenimiento. Revisiones periódicas, atención a los síntomas y diagnósticos preventivos marcan la frontera entre un coche fiable y una ruina con ruedas.
En este punto, herramientas como los escáneres OBD2 y aplicaciones de diagnóstico se están convirtiendo en aliados clave. Permiten a cualquier conductor conocer el estado real de su coche en minutos y anticiparse a fallos costosos. “Si la gente revisara su coche una vez al mes, muchos talleres cerraríamos”, bromea Fernando.







