El mantenimiento de un coche es mucho más que llevarlo a revisión. A menudo, hay situaciones en las que es importante prestar atención a cómo se hacen las cosas. Por ejemplo, cuando tu coche pasa varios días aparcado y no lo mueves.
Puede ser porque te has ido de vacaciones, por un viaje de trabajo o porque has estado usando el transporte público durante unos días. Cuando vas a volver a conducir, es importante seguir unas pautas sencillas que la mayoría de conductores ignoran por completo. Un pequeño gesto que, como cuenta Julio, técnico de mantenimiento, separa un arranque suave de una posible avería.
Un enemigo silencioso de tu coche

Para entender por qué un coche se vuelve «perezoso» después de unos días de inactividad, primero tienes que entender cómo funciona la batería. Cuando el motor está en marcha, el alternador va metiendo energía para que esté siempre llena. Pero cuando apagas el motor, se pone en marcha un fenómeno: la autodescarga.
Aunque te parezca que tu coche está totalmente apagado, en realidad mantiene activas ciertas funciones vitales en un segundo plano. La memoria de la radio para que no se borren tus emisoras favoritas, el reloj del salpicadero, el sistema de cierre centralizado que espera la señal de tu mando o la alarma. Todos estos pequeños sistemas son ladrones de energía que, día tras día, van descargando la batería, y no es poca energía. Una batería en buen estado puede perder alrededor de un 1% de su carga total cada día que pasa parada.
Tras una semana de inactividad, tu batería ya ha perdido entre un 7% y un 10% de su capacidad. Ya no está al cien por cien. Si la batería es relativamente nueva, es probable que no notes la diferencia. Pero si ya tiene un par de años, o si las temperaturas empiezan a bajar, ese pequeño porcentaje puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para tu motor de arranque.
El invierno es la temporada alta de las grúas y los servicios de asistencia en carretera, y no es por casualidad. El frío es el gran enemigo de las baterías y los arranques. Este fenómeno se produce por una doble razón que castiga la mecánica de tu coche. Por un lado, las bajas temperaturas ralentizan las reacciones químicas que se producen dentro de la batería. Por otro, el frío afecta al aceite del motor. El aceite, que en caliente es un líquido fluido que lubrica todas las piezas, con el frío se vuelve mucho más denso y viscoso, casi como la miel. Cuando giras la llave, el motor de arranque tiene que hacer un esfuerzo titánico para mover los pistones y todas las piezas internas que ahora están bañadas en ese fluido denso y frío.
Si sumas los dos factores, tienes la receta perfecta para el desastre: una batería con menos capacidad para entregar energía y un motor que exige mucha más fuerza de lo normal para empezar a moverse.
El consejo del experto: concentra toda la energía en lo que importa

El error más común es entrar al coche, girar la llave y esperar que todo funcione por arte de magia. No te das cuenta de que, antes de pedirle el esfuerzo más grande a la batería, la estás distrayendo con un montón de tareas inútiles. El truco de los expertos en mantenimiento consiste en preparar el coche para el arranque, asegurándose de que cada voltio disponible en la batería se destine a una única misión: poner en marcha el motor.
Antes de girar la llave, tienes que hacer un chequeo rápido de todos los elementos que consumen energía. Lo primero y más evidente es la radio o el sistema multimedia. Si se quedó encendido cuando aparcaste, apágalo por completo. A continuación, el sistema de climatización. Da igual si es aire acondicionado o calefacción; el ventilador del climatizador es uno de los elementos que más energía consume. Asegúrate de que esté en la posición «off».
El siguiente paso son las luces. Si tienes las luces en modo automático, el coche podría encenderlas al dar el contacto si estás en un garaje oscuro. Gira el mando de las luces a la posición «0» o de apagado total. Revisa también que no haya ninguna luz interior encendida. Por último, desconecta cualquier cargador de móvil o dispositivo que tengas enchufado en la toma de 12 voltios.
La técnica de mantenimiento para no agotar la batería

Con todo apagado, ha llegado el momento de la verdad. Pero incluso aquí hay una técnica. No gires la llave hasta el final. Primero, llévala a la posición de contacto, el punto en el que se encienden todos los testigos del cuadro de instrumentos. Manténla ahí durante dos o tres segundos. Este pequeño gesto permite que la bomba de combustible envíe presión al circuito y que todos los sistemas electrónicos del coche hagan su chequeo inicial.
Pasados esos segundos, pisa el embrague a fondo y gira la llave para arrancar. No la mantengas girada más de tres o cuatro segundos seguidos. Si el coche no arranca en ese breve lapso, suelta la llave. Insistir es contraproducente. Estás sobrecalentando el motor de arranque y drenando la batería a gran velocidad sin conseguir ningún resultado.
Si no ha arrancado a la primera, no intentes arrancarlo de nuevo inmediatamente. Espera un minuto para que la batería se recupere un poco del esfuerzo que acaba de hacer. También le das un respiro al motor de arranque. Pasado ese minuto, repite el proceso: un intento corto de tres o cuatro segundos. Si después de tres o cuatro intentos siguiendo esta pauta el coche sigue sin arrancar, no insistas más. Lo único que conseguirás será agotar la batería por completo, y entonces la única solución será usar unas pinzas o llamar a la asistencia.