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sábado, 22 noviembre 2025

Laura (39), experta en urbanismo: «La luz blanca ha llegado a los semáforos para revolucionar la movilidad en las ciudades»

Estados Unidos ya trabaja en un cuarto color en los semáforos para regular mejor la conducción autónoma.

El día de llegar a un semáforo y encontrarte una luz blanca junto a la verde, roja o ámbar está un paso más cerca. Vamos a tardar en verlo en España (si es que tenemos algo parecido algún día), pero la medida ya está encima de la mesa en Estados Unidos. De hecho, señalan los expertos que podría cambiar la manera que tenemos de compartir la vía pública cuando los vehículos autónomos sean una realidad.

Laura, de 39 años, es urbanista y consultora en movilidad sostenible, y lo explica perfectamente: «No es que vayamos a ver semáforos de cuatro colores mañana mismo, pero este tipo de experimentos enseñan hacia dónde podría evolucionar la movilidad«. Eso sí, es un proyecto del que ahora mismo se habla en Estados Unidos, pero en España todavía estamos lejos de permitir la conducción autónoma.

«La idea viene de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (Estados Unidos), donde un grupo de investigadores estudia si añadir una luz blanca a los semáforos podría ayudar a mejorar el tráfico en cruces donde circulan coches autónomos», añade Laura. Quizá nos costaría acostumbrarnos, porque llevamos toda la vida con los mismos tres colores, pero en caso de que la conducción autónoma sea una realidad viable en un futuro, podría ayudar a mejorar la convivencia entre todos los tipos de usuarios.

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Qué es la luz blanca y cómo funcionaría en un semáforo

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Fuente: Freepik

El concepto es bastante sencillo. Cuando un cierto número de coches autónomos lleguen a una intersección, se comunicarían entre sí y con el semáforo. Si esa comunicación detecta que los vehículos autónomos pueden gestionar el tráfico sin necesidad de intervención humana, se enciende la luz blanca.

¿Y qué hace el conductor humano cuando aparece esa luz en el semáforo? Seguir al coche que tiene delante. Así de sencillo. El vehículo autónomo ‘lidera’ el paso por la intersección y organiza el ritmo del tráfico mientras la luz blanca está encendida. Cuando no haya suficientes vehículos autónomos o la comunicación no sea tan estable, el semáforo vuelve a funcionar como lo ha hecho toda la vida.

La teoría es esa, pero ¿y la práctica? A Laura le genera bastantes dudas. «¿Cómo reaccionaría alguien que ve una luz nueva por primera vez? ¿Entendería que debe seguir al coche de delante sin mirar nada más? Tengo mis dudas«, señala. Eso sí, esa luz blanca no sustituiría al resto de colores, simplemente añade un nuevo ‘modo’ para gestionar mejor los cruces cuando haya bastantes coches autónomos.

Por ahora, las pruebas previstas en Estados Unidos no van a ser en plena ciudad, sino en entornos controlados, como zonas portuarias o industriales, donde ya circulan muchos vehículos autónomos y las rutas son más repetitivas. «Tiene sentido empezar ahí. Menos variables, menos riesgos y datos más fiables», apunta.

Los retos que plantea este ‘experimento’ en Estados Unidos

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Fuente: propia

Lógicamente, todo lo que tenga que ver con conducción autónoma todavía nos suena muy lejano y plantea muchos retos con respecto a lo que estamos acostumbrados. Para empezar, la comunicación entre vehículos y semáforos debe ser siempre perfecta, y no vale que funcione ‘casi siempre’. Lógicamente, que un coche autónomo se salte un semáforo tiene muchísimos riesgos y Laura recuerda que «si hay la más mínima duda sobre quién pasa primero, ya tienes un problema».

A esto hay que sumarle el factor humano. Introducir una nueva señal siempre genera dudas, y si no que se lo digan a la Dirección General de Tráfico (DGT) con el nuevo catálogo que han publicado este mismo verano. A pesar de estar ya en funcionamiento, hay conductores que todavía dudan con el significado de alguna nueva señal o con los colores de las marcas viales.

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En este caso, añadir un nuevo color a los semáforos —tenemos muy interiorizado que solo tiene tres— requiere mucha pedagogía y educación vial. Habría que modificar normas, manuales y campañas de seguridad vial, aunque las circunstancias lo exijan.

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