En los últimos meses, muchos conductores han levantado la vista al llegar a un cruce y se han encontrado con algo inesperado: una luz azul encima del semáforo. No sustituye a los clásicos colores rojo, ámbar y verde, pero su presencia ha despertado la curiosidad de miles de usuarios que han comenzado a teorizar sobre su utilidad. En el mundo de los semáforos, cualquier detalle nuevo genera debate inmediato.
Las redes sociales no tardaron en llenarse de especulaciones. Algunos juraban que eran cámaras camufladas; otros, que si sensores para coches autónomos o una supuesta ‘cuarta luz’ que revolucionaría la señalización urbana. Sin embargo, estas luces azules ya presentes en Estados Unidos juegan un papel clave en la seguridad vial. Nada de futurismo gratuito: su función es tan sencilla como eficaz.
4No confundir con la luz para coches autónomos
Un motivo de confusión es que, en paralelo, en algunas ciudades estadounidenses han comenzado a instalar un cuarto color en los semáforos: una luz blanca, de tamaño convencional, pensada para la comunicación entre estos y los vehículos autónomos. Esa luz indica que los semáforos están conectados entre sí y sincronizados con los sistemas de los coches, permitiendo que los vehículos avancen coordinadamente sin riesgo de colisión.
Pero es importante diferenciarlas. La luz blanca es parte de un sistema pensado para el futuro de la movilidad autónoma. En cambio, la azul es una herramienta actual, sencilla y dirigida a los agentes de tráfico, no a los conductores. No cambia ninguna norma, no aporta información al usuario y no altera el significado de semáforo. Su función es estrictamente informativa para las autoridades.








