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miércoles, 10 diciembre 2025

Chupar granos de café, usar sprays bucales, masticar chicle, vomitar… Leyendas urbanas que no te salvarán en un control de alcoholemia después de tu comida de amigos

Cada año se repiten los mismos mitos para burlar un control de alcoholemia. Te explicamos por qué no funcionan y qué sí debes tener en cuenta. La única estrategia sigue siendo no beber si vas a conducir.

Cada diciembre, la escena se repite. Termina la comida entre amigos, alguien propone «la última» y, antes de darte cuenta, ya estás comentando que «total, con un café se me pasa». Pero cuando llega la hora de volver a casa y aparece la sombra del control de alcoholemia, empiezan los nervios… y las supuestas soluciones milagrosas que, según dicen, pueden engañar al etilómetro.

Sentimos decepcionarte: ninguna de esas tretas funciona. Ni granos de café, ni enjuagues mentolados, ni chicles superpotentes, ni trucos más extremos como provocar el vómito. El alcohol que has consumido no desaparece de tu sangre por arte de magia. En este artículo, desmontamos una por una las leyendas urbanas más extendidas sobre cómo librarte de un control de alcoholemia.

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Vomitar no elimina el alcohol del cuerpo

Comsejo médico mareo en el coche
Fuente propia

Algunos, llevados por la desesperación o la creencia de que «todo ayuda», recurren a otra idea más desagradable: provocar el vómito. La lógica les lleva a pensar que si eliminan lo bebido, eliminan el problema. Pero la biología no funciona así. El alcohol se absorbe muy rápidamente; en gran parte a través del intestino delgado y, en menor medida, del estómago. Para cuando decides vomitar, la mayor parte del alcohol ya está en tu sangre. Expulsarlo no cambia la tasa de alcoholemia.

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Además, vomitar puede deshidratarte, alterarte emocionalmente y ponerte aún más nervioso, lo que no ayuda en una situación de estrés como un control. Y, desde luego, no te servirá para evitar sanciones. Los agentes conocen bien todas estas prácticas y están preparados para manejar cualquier intento de ingenio improvisado. Vomitar es un problema añadido, no una solución.

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