En un mercado automovilístico dominado por la tecnología, los coches eléctricos y las motos conectadas, hay un fenómeno que crece silenciosamente y que pocos esperaban: el auge de las motos clásicas. Lo que antes era una afición reservada a unos pocos nostálgicos del motor se ha transformado en una auténtica oportunidad de inversión. Cada vez son más los que descubren que, además de despertar pasiones, estas joyas sobre dos ruedas pueden ofrecer una rentabilidad que sorprende incluso a los expertos.
Jesús Martínez, de 45 años y dedicado desde hace más de dos décadas a la compraventa de vehículos, lo tiene claro: “Comprarse una moto clásica se está convirtiendo en un negocio redondo”. Según explica, el mercado ha cambiado radicalmente en los últimos años, impulsado por la escasez de modelos bien conservados, la búsqueda de exclusividad y el valor emocional que muchos aficionados asocian a las motos de su infancia o juventud.
4El auge de la restauración artesanal
Detrás del éxito de las motos clásicas hay un factor esencial: la pasión por la restauración. Muchos propietarios no compran estas motos solo como inversión, sino como un proyecto personal. La restauración permite devolver la vida a una máquina que llevaba años parada, combinando habilidad mecánica, paciencia y amor por los detalles.
En España han surgido talleres especializados que trabajan casi como orfebres, respetando los materiales originales y replicando acabados de época. “Una buena restauración puede aumentar el valor de una moto un 30 o 40%, pero hay que hacerla bien. Lo más importante es conservar la esencia y la autenticidad”, comenta Jesús.







