En un mercado automovilístico dominado por la tecnología, los coches eléctricos y las motos conectadas, hay un fenómeno que crece silenciosamente y que pocos esperaban: el auge de las motos clásicas. Lo que antes era una afición reservada a unos pocos nostálgicos del motor se ha transformado en una auténtica oportunidad de inversión. Cada vez son más los que descubren que, además de despertar pasiones, estas joyas sobre dos ruedas pueden ofrecer una rentabilidad que sorprende incluso a los expertos.
Jesús Martínez, de 45 años y dedicado desde hace más de dos décadas a la compraventa de vehículos, lo tiene claro: “Comprarse una moto clásica se está convirtiendo en un negocio redondo”. Según explica, el mercado ha cambiado radicalmente en los últimos años, impulsado por la escasez de modelos bien conservados, la búsqueda de exclusividad y el valor emocional que muchos aficionados asocian a las motos de su infancia o juventud.
2De la afición al negocio: cómo invertir en una moto clásica
Lo que empezó como un hobby para muchos aficionados al motor se ha convertido en una inversión con retorno asegurado. Jesús lo explica con claridad: “Hay motos que en 10 años han duplicado o triplicado su valor. Y lo mejor de todo es que, mientras tanto, las puedes disfrutar. No es como tener dinero en una cuenta; es tener algo tangible, bello y con historia.”
El secreto está en saber elegir bien el modelo. No todas las motos clásicas son una buena inversión. Los expertos recomiendan buscar aquellas que marcaron un antes y un después en el mercado o que fueron producidas en ediciones limitadas. También influyen factores como el estado de conservación, la originalidad de las piezas y la disponibilidad de recambios.
Jesús aconseja empezar con presupuestos realistas: “Hay buenas oportunidades desde 2.000 o 3.000 euros, pero hay que evitar lanzarse sin información. Lo ideal es asesorarse con alguien que conozca el mercado y tenga experiencia en restauración o compraventa.”








