Hablar de Jeep es hablar de libertad, aventura y resistencia. Pero también de una curiosidad técnica inagotable, de una marca que nunca ha temido salirse del camino trazado, incluso cuando ese camino lleva hacia territorios desconocidos. En 1974, en pleno contexto de incertidumbre energética, Jeep emprendió una de sus aventuras más audaces: explorar la electrificación. El resultado, presentado un año más tarde, fue el Jeep DJ5-E Electruck, un vehículo que hoy puede considerarse como el primer Jeep eléctrico de la historia y uno de los pioneros de la movilidad eléctrica a nivel mundial.
Un adelantado a su tiempo

El DJ5-E Electruck nació como una evolución del Jeep Dispatcher, la pequeña furgoneta de reparto que ya era un clásico de los servicios postales estadounidenses. En su nueva versión eléctrica, la tracción seguía siendo trasera, pero el corazón del vehículo cambiaba por completo: dos baterías de plomo-ácido de 27 voltios alimentaban un motor de 30 CV, capaces de impulsar al vehículo hasta 53 km/h. Su autonomía, unos 47 kilómetros con una carga, podía parecer modesta, pero resultaba ideal para los recorridos urbanos que tenía que cubrir.
Fue precisamente esa lógica práctica y ecológica la que llamó la atención del Servicio Postal de Estados Unidos, que adquirió 352 unidades del modelo para operar en ciudades con altos niveles de contaminación. Incluso Canadá se interesó por el Electruck, comprando cinco unidades que demostraron una sorprendente resistencia frente a los inviernos más severos. Aquel experimento, discreto pero revolucionario, convirtió a Jeep en uno de los primeros fabricantes en comercializar un vehículo eléctrico funcional en la década de los setenta.
El legado eléctrico de Jeep

Cinco décadas después, aquel espíritu innovador ha encontrado continuidad en la actual gama eléctrica de la marca, representada por dos modelos que condensan todo el saber hacer de Jeep: el Avenger y el nuevo Compass. Ambos reinterpretan los valores de robustez y aventura bajo el lenguaje de la electrificación moderna.
El Jeep Avenger (prueba de la versión 4xe), por ejemplo, combina su motor de 400 V y 156 CV con un par máximo de 260 Nm y una autonomía que alcanza los 400 kilómetros según el ciclo WLTP —hasta 550 km en uso urbano—. Compacto y ágil, está diseñado para moverse con soltura tanto en ciudad como fuera del asfalto, y cuenta con tecnologías emblemáticas de la marca, como el control de tracción Selec-Terrain y la protección 360º de la carrocería, que lo blindan frente a impactos y condiciones difíciles.
Esta protección, que cubre las zonas más expuestas de la carrocería, es una solución práctica que demuestra cómo Jeep sigue pensando en los detalles cotidianos: resiste las piedras y baches de una pista de tierra, pero también los roces del tráfico urbano o de un aparcamiento estrecho. Su diseño, además, es un equilibrio entre lo funcional y lo emocional, con el mismo espíritu que inspiró al Electruck medio siglo atrás.
Compass eléctrico: potencia y precisión
Por su parte, el nuevo Jeep Compass eléctrico representa la madurez tecnológica de la marca. Diseñado en colaboración entre los equipos de Turín y Estados Unidos, combina el carácter todoterreno clásico de Jeep con un confort y una eficiencia de última generación.

La gama ofrece tres versiones eléctricas, desde 213 hasta 375 caballos, siendo esta última una verdadera joya de ingeniería. Gracias a un motor trasero dedicado de 49 kW adicionales y 232 Nm de par, junto con un reductor trasero de 14:1, el Compass alcanza unos 3100 Nm disponibles en las ruedas traseras, capaces de superar pendientes del 20 por ciento incluso sin tracción delantera. La marca demuestra así que el paso al eléctrico no implica renunciar a la legendaria capacidad off-road que define su ADN.
De la idea visionaria a la realidad
Hoy, el Jeep DJ5-E Electruck puede verse como una pieza de museo, pero su espíritu vive en cada modelo eléctrico de la marca. Aquella apuesta temprana por la energía limpia, nacida de la necesidad y la curiosidad, se ha transformado en una estrategia sólida y global.
La marca norteamericana fue pionera en demostrar que un vehículo eléctrico puede ser tan resistente, útil y aventurero como uno de combustión, y medio siglo después, el mundo le ha dado la razón. El camino iniciado en 1975 con el Electruck continúa, más potente, eficiente y emocionante que nunca.








