Pasar la ITV sigue siendo uno de los momentos que más nervios genera entre los conductores españoles. No importa si el coche es nuevo o si lleva años rodando: siempre existe la duda de si todo estará correcto o si aparecerá ese temido defecto que obligue a volver al centro de inspección. Y, en muchos casos, el problema no está en el desgaste natural, sino en pequeñas modificaciones hechas “con buena intención”.
Para entender mejor qué cambios pueden convertirse en un dolor de cabeza, hemos hablado con Pedro, técnico de ITV desde hace más de dos décadas. A sus 48 años ha visto de todo: desde reformas bien hechas hasta chapuzas que no sólo provocan un resultado desfavorable en la ITV, sino que también pueden comprometer la garantía del vehículo y la seguridad.
1Las modificaciones comunes que dan problemas en la ITV
Según Pedro, uno de los errores más frecuentes es pensar que “si el coche va mejor, no pasa nada”. Muchos conductores instalan piezas no originales o modifican componentes sin saber que cualquier reforma debe estar homologada. “La ITV no se fija solo en que funcione, sino en que cumpla la normativa”, explica. Suspensiones rebajadas, muelles deportivos o amortiguadores distintos a los de origen suelen ser motivo de rechazo si no están legalizados.
Otro clásico son los cambios en el sistema de escape. Silenciosos deportivos, supresión del catalizador o modificaciones en el filtro de partículas son prácticas habituales que, además de afectar a las emisiones, casi garantizan un resultado negativo en la ITV. “Aquí no hay margen: si el coche contamina más o hace más ruido de lo permitido, no pasa”, resume Pedro.







