La Unión Europea está pisando el acelerador hacia la movilidad sin emisiones, y lo está haciendo con una decisión que ya hace temblar los bolsillos de millones de conductores. Bruselas prepara un nuevo impuesto que afectará directamente al precio de la gasolina y el diésel a partir de 2027. El objetivo: reducir el uso de combustibles fósiles y empujar con contundencia hacia los vehículos eléctricos.
El problema es que esa estrategia llega en un momento delicado. En España, la edad media del parque automovilístico supera los 14 años y la electrificación avanza a un ritmo mucho más lento del deseado. La mayoría de conductores no pueden permitirse un coche nuevo, mucho menos uno eléctrico. En este contexto, la llegada de un impuesto que podría elevar los carburantes por encima de los 2 € el litro levanta una gran preocupación.
3La situación actual de los carburantes en España
Para entender la magnitud del impacto, conviene mirar los precios actuales. En Zaragoza, la gasolina 95 ronda los 1,483 €/L, y el diésel A se sitúa en torno a los 1,394 €. Aunque el diésel sigue ofreciendo un menor consumo y coste por litro más favorable, la diferencia respecto a la gasolina se ha estrechado en los últimos años. Las mejoras en eficiencia y las restricciones asociadas a las ZBE han reducido la brecha tradicional entre ambos.
Aun así, el diésel continúa siendo la mejor opción para quienes recorren muchos kilómetros por carretera. Su consumo más ajustado, entre un 15 y un 20% menor, sigue marcando la diferencia. En ciudad, sin embargo, la gasolina puede resultar más adecuada. Muy consolidada entre conductores españoles, esta realidad podría cambiar de forma radical cuando el nuevo impuesto entre en acción.








