El cambio climático está provocando una serie de fenómenos a los que no estamos acostumbrados en España. Las DANAS y lluvias intensas preocupan mucho a los servicios de emergencia como la Guardia Civil. ¿Qué harías si de repente una riada te sorprendiera dentro del coche y empezara a arrastrarlo sin control?
Ver cómo el agua te rodea y tu vehículo se convierte en una trampa puede paralizar a cualquiera. Por eso, la Guardia Civil ha lanzado un consejo que puede salvarte la vida.No se trata de una maniobra de conducción, sino de una acción rápida y vital que deberías tener grabada a fuego en tu mente si alguna vez te enfrentas a una situación así.
La regla de oro: la prevención

Antes de hablar de cómo escapar de un coche inundado, la Guardia Civil recuerda que la mejor manera de salir de una riada es no entrar en ella. Parece algo obvio, pero la imprudencia es uno de los mayores peligros.
Una riada o un torrente de agua que cruza una carretera es mucho más peligroso de lo que parece a simple vista. Una simple tormenta puede convertir un cauce que estaba seco hace minutos en un río turbulento y furioso.
No vadees nunca una corriente, incluso si te parece que el nivel del agua es bajo. El agua puede haber levantado el asfalto de la carretera por debajo, haciendo que la profundidad real sea mucho mayor de lo esperado.
No importa si conduces un robusto SUV o un coche pequeño. La Guardia Civil advierte de que con el agua alcanzando solo la mitad de la rueda puede haber graves problemas para dirigir el vehículo. Las ruedas motrices empezarán a perder adherencia y estabilidad. Cuando el nivel supera ese punto, tu coche está a merced del agua.
Si ves una inundación o una riada en la carretera, el consejo de la Guardia Civil es echarte a un lado en un lugar seguro y llamar a los servicios de emergencia.
Cómo actuar si te atrapa la riada

A pesar de las precauciones, hay situaciones en las que el agua te sorprende o la corriente te alcanza. Si te ves con el agua arrastrando tu vehículo y la situación volviéndose crítica, lo primero es mantener la calma. También es lo más difícil, pero el pánico solo te hará perder un tiempo vital.
En esta situación, la Guardia Civil y los cuerpos de rescate recuerdan seguir una serie de pasos fundamentales:
- Quítate el cinturón de seguridad lo más rápido que puedas..
- Intenta salir por la ventanilla. Las puertas, debido a la presión del agua, pueden ser imposibles de abrir. En cuanto notes que el vehículo está siendo arrastrado o el agua sube muy deprisa, tu única vía de escape fiable es la ventana.
- Si el coche ya está semi-sumergido o los sistemas fallan, rompe el cristal de la ventana bien con una herramienta o dando patadas. No intentes romper el parabrisas, ya que está laminado y es mucho más resistente.
El consejo de la Guardia Civil cuando ya estás fuera del coche

Una vez que has conseguido salir, el peligro no ha terminado, pero tienes muchas más opciones de sobrevivir. La recomendación de la Guardia Civil es subirte al techo del coche, ya que es el punto más alto y visible para los servicios de emergencia.
Una vez en el techo, mantente firme y llama o pide ayuda (al 112, si tienes cobertura). Los servicios de emergencia están entrenados para localizar y rescatar a personas en estas situaciones.
En el escenario más extremo, cuando el agua alcanza tal velocidad que el coche es arrastrado, hay que seguir otra línea de actuación porque la situación es de riesgo extremo e impredecible. Tu única opción es intentar abandonar el vehículo y nadar hacia un punto seguro lo antes posible, como un árbol o un edificio, pero esta es una maniobra de último recurso y muy peligrosa, que solo se debe intentar si quedarse en el coche es un peligro mayor.
En resumen, el consejo de la Guardia Civil si te sorprende una riada en el coche es bastante claro: No cruces por el agua. Y si te arrastra, mantén la calma, desabróchate el cinturón, sal por la ventanilla y sube al techo a esperar la ayuda. Y sobre todo, no esperes a la próxima alerta meteorológica para comprobar si estos consejos funcionan. Lo mejor es alejarse del peligro.