Durante años, Elena, informática y usuaria intensiva del coche por trabajo, ha convivido con dos de las aplicaciones más populares para navegar por carretera: Google Maps y Waze. Como muchos conductores, empezó usándolas de forma indistinta, probando cuál se adaptaba mejor a sus trayectos diarios, a su estilo de conducción y, sobre todo, a su necesidad de información rápida y precisa.
Ahora, con miles de kilómetros acumulados, ha llegado a una conclusión clara. Una decisión fruto del análisis minucioso que solo alguien acostumbrado a la tecnología y al detalle podría brindar. Hemos hablado con ella para conocer cuál es su elección definitiva y por qué considera que una de estas herramientas es la aplicación que marca la diferencia detrás del volante.
3Waze: la comunidad que marca la diferencia
Elena habla de Waze con un tono distinto. Desde el primer mes, se dio cuenta de que esa aplicación jugaba en otra liga en cuanto a información del tráfico en tiempo real. «Waze es casi como tener miles de ojos en la carretera», resume. Y es que la participación activa de los usuarios, la esencia de la plataforma, le resultó determinante.
Gracias a las alertas colaborativas, ha evitado controles de tráfico, objetos en la vía, retenciones y obras que ni siquiera figuraban en otros servicios. Lo que para algunos puede ser un exceso de notificaciones, para ella es una ventaja clave: más información significa poder elegir la mejor ruta. Además, destaca la fluidez con la que Waze recalcula caminos alternativos ante cualquier incidencia: «Es casi instantáneo, como si la aplicación pensara contigo mientras conduces». Esa agilidad, y sus rutas más atrevidas y eficientes, cambiaron su percepción.








