Al repostar, la mayoría no pensamos demasiado en lo que entra realmente en el depósito. Confiamos en que la gasolina que sale de la manguera sea de calidad, cumpla con la normativa y cuide del motor. Pero no siempre es así. En ocasiones, por desgracia, el carburante puede estar manipulado y acabar convirtiéndose en un problema grave para nuestro coche y para nuestro bolsillo.
Recientemente, la Guardia Civil destapó una red que vendía combustible adulterado en varias gasolineras de bajo coste del Levante español. Lo ocurrido es un ejemplo claro de que estas prácticas existen. Y aunque no sea lo habitual, la amenaza está ahí, y conviene saber cómo detectar si nuestra gasolina es realmente lo que dice ser.
3Ojo al precio: lo barato puede salir caro

El consejo más repetido por los expertos es desconfiar cuando el precio es demasiado bajo. Si una estación de servicio vende gasolina a 15 o 20 céntimos menos por litro que el resto de gasolineras de la zona, hay un motivo detrás. Puede ser simplemente una campaña agresiva para atraer clientes, pero también puede esconder una adulteración del combustible.
Porque, como bien dice el gasolinero consultado, «nadie regala nada; si un carburante es mucho más barato que en ninguna otra estación, es que no es el mismo producto». Esa diferencia de céntimos por litro puede convertirse en una avería que multiplique por cien lo que te ahorraste en el repostaje.