El debate que rodea a la baliza V-16 no deja de crecer. La nueva normativa de la DGT ha desatado posturas encontradas entre profesionales del tráfico, expertos en seguridad vial y empresas implicadas en su desarrollo. La V-16, única señalización autorizada a partir del 1 de enero de 2026, está llamada a reducir atropellos. Pero muchos se preguntan si realmente será suficiente para sustituir a los triángulos.
En Motor16 hemos analizado las voces más relevantes en esta discusión. Tres perfiles muy distintos, pero con experiencia directa en situaciones de emergencia en carretera, ofrecen hoy su valoración más sincera sobre un cambio que promete alterar la forma en la que actuaremos ante una avería. Sus opiniones revelan un panorama más complejo de lo que parece.
1Una medida que divide a los profesionales
Para la DGT, la obligación de utilizar la V-16 responde a un objetivo claro: reducir los atropellos que se producen cuando un conductor debe caminar por el arcén para colocar los triángulos. Si no sales del coche, te expones menos y alejas el riesgo. Sin embargo, no existen datos oficiales que vinculen directamente esos atropellos con la instalación de los triángulos, un vacío estadístico que ha alimentado la sensación de que la decisión se tomó con demasiada prisa.
Muchos agentes y expertos consideran que la medida no contempla la realidad de la carretera: curvas cerradas, cambios de rasante, condiciones de luz muy adversas… Son situaciones en las que la V-16 puede no resultar visible a tiempo y en las que perder la referencia anticipada que ofrecen los triángulos podría acarrear más peligro que beneficio.








