Cambiar el aceite del coche cada 10.000 kilómetros es para muchos conductores una ley inquebrantable para cuidar el motor. Es lo que la mayoría hemos escuchado y, durante décadas, fue una recomendación repetida en todos los sitios. Pero hoy en día, esta cifra puede ser un error. Si sigues aferrándote a ese número sin más, podrías estar gastando dinero de forma innecesaria, o lo que es peor, arriesgándote a un desgaste prematuro sin darte cuenta.
Es verdad que un mantenimiento deficiente puede llevar a sufrir una avería de miles de euros, pero un mantenimiento excesivo también es un desperdicio. Vamos a profundizar en lo que deberías hacer con tu coche para que ahorres y lo cuides a la perfección.
El rol del aceite y por qué no se debe deteriorar

Decir que el aceite es vital para el motor en realidad no revela nada nuevo. Todos sabemos que sin este lubricante, las piezas no serían capaces de resistir la fricción más allá de unos cuantos metros.
Además ayuda a enfriar el motor, trasladando el calor lejos de las zonas más críticas. Un aceite degradado no puede hacer esto de forma eficiente, provocando un sobrecalentamiento.
El aceite también recoge partículas de suciedad, residuos de la combustión y pequeños trozos de metal. Los aditivos que lleva son los que se encargan de esta limpieza.
El problema es que, con el tiempo y el uso, el aceite envejece. Su viscosidad cambia, los aditivos se agotan y los contaminantes se acumulan. Cuando esto pasa, es como si el motor tuviera barro. El resultado es un mayor desgaste y mayor consumo de combustible.
La recomendación clásica de 10.000 kilómetros o una vez al año viene de una época con aceites minerales y motores con tolerancias menos precisas. Hoy, la tecnología ha avanzado mucho y es aquí donde entra la norma que el técnico Julián quiere que conozcas: el kilometraje es solo una de las variables, y no siempre la más importante.
Si tu coche es moderno, está en buen estado general y usas aceite sintético, el cambio de aceite se puede alargar hasta los 15.000 kilómetros o 12 meses, lo que llegue antes.
¿Por qué más? Los aceites sintéticos son mucho más resistentes a la oxidación y el calor. Mantienen su viscosidad y sus propiedades durante más tiempo. En un uso económico y con transmisión manual, algunos aceites sintéticos de alta gama pueden incluso estirar el intervalo hasta los 20.000 km.
El aceite para coches antiguos o de uso intensivo

Esta norma se acorta mucho si tu motor es más veterano o si lo utilizas en condiciones severas.
Si te ves reflejado en alguna de estas situaciones, la cifra de 10.000 kilómetros es el límite superior. Deberías plantearte el cambio incluso antes:
- Uso intensivo en ciudad: Los trayectos cortos, el tráfico lento y los constantes arranques y paradas impiden que el aceite alcance su temperatura de funcionamiento ideal. Esto hace que el combustible no quemado se diluya en el aceite más rápido, contaminándolo y degradándolo. En invierno, este efecto se acentúa.
- Viajes muy cortos: Si solo usas el coche para ir a comprar el pan, el motor sufre mucho. El aceite no llega a quemar el agua y los ácidos que se generan en el arranque, acumulándolos.
- Remolque o carga pesada: Llevar un remolque o conducir con el coche cargado a tope de forma habitual supone un sobreesfuerzo y más temperatura para el motor.
- Motores antiguos o con alto kilometraje: Los motores con más batalla o los que usan aceite mineral necesitan un cambio más frecuente, situándose alrededor de los 8.000 kilómetros.
No mires el cuentakilómetros

Aquí viene el truco que te revelan los expertos, la verdadera norma que nadie te cuenta, esa que va más allá de un simple número y que te da el control: las señales objetivas son más fiables que el cuentakilómetros.
El técnico de taller tiene razón, no te puedes fiar a pies juntillas en el contador porque el estado real de tu aceite depende de lo que le has exigido a tu motor. Por eso, el control visual es lo más recomendable. Una revisión rápida y periódica puede salvarte de una avería gorda.
Presta atención a estos puntos en la varilla de medición:
- Aceite muy oscuro o similar a la tinta: Esta es una señal de fuerte contaminación. Si bien los motores diésel oscurecen el aceite más rápido de forma natural, una consistencia muy espesa y con residuos es una señal de alerta que indica que las propiedades limpiadoras se han agotado y necesita un cambio urgente.
- Olor a quemado: Esto es una señal directa de sobrecalentamiento del motor o de una grave dilución del combustible en el aceite. Es momento de un cambio inmediato.
- Ralentí más ruidoso: Un golpeteo o un sonido más áspero de lo normal puede indicar que las piezas no están bien lubricadas.
- Respuesta lenta al acelerar: Si el coche no tira con la misma fuerza, puede ser por la mayor fricción interna.
La recomendación final es que la cifra de 10.000 kilómetros es un buen punto de partida, pero no un dogma.