¿Aún confías en tu coche diésel porque consume poco, es fiable y te ha acompañado durante años? Pues, en dos años, Europa lo convertirá en un lujo al alcance de unos pocos. Y sin necesidad de leyes radicales ni titulares escandalosos: será una muerte silenciosa, calculada y, lo peor, totalmente legal. El diésel no desaparecerá, pero será tan caro que dejará de tener sentido para la mayoría de conductores.
Las señales ya han aparecido. Los concesionarios eliminan modelos de sus catálogos, el precio del combustible sube sin freno y las reparaciones son más caras por su complejidad tecnológica. El golpe final llegará en 2026, cuando la normativa europea dispare el coste por litro del diésel y la Euro 7 convierta su fabricación en misión casi imposible. Así es como Europa ha encontrado la forma de acabar con él sin prohibirlo: haciéndolo económicamente inviable.
52026: el año en que se volverá exclusivo
Según los analistas de ACEA, el cambio definitivo será entre 2025 y 2026. El diésel perderá entre un 20 y un 30% de cuota de mercado. Pero no desaparecerá por completo; quedará reservado a las marcas premium. Mercedes, BMW o Audi seguirán ofreciendo estos motores, pero en versiones de alta gama, posiblemente combinadas con sistemas híbridos enchufables o grandes cilindradas. El diésel será un símbolo de lujo, no de ahorro.
Para el resto de conductores, 2026 marcará el final del diésel como opción lógica de compra. Los compactos, urbanos, SUV familiares y berlinas generalistas dejarán de ofrecer esta tecnología. Se dispararán los precios y desaparecerán las ventajas. Si piensas en comprar un diésel nuevo, quizá esta sea tu última oportunidad antes de que se convierta en inaccesible. Europa no lo va a prohibir; simplemente lo va a empujar fuera de tu alcance.








