Diciembre no solo es sinónimo de cenas de empresa, compras de última hora y carreteras llenas rumbo a la Navidad. También es, año tras año, uno de los meses en los que más vehículos dicen adiós definitivamente a la circulación. Miles de coches terminan su vida útil administrativa en la DGT, pasando a engrosar la lista de bajas definitivas por avería, envejecimiento o falta de viabilidad para seguir cumpliendo con las exigencias técnicas y medioambientales.
Lejos de la imagen romántica de un coche “jubilado” para pasear tranquilamente junto al mar, la realidad es mucho más prosaica. Diciembre se convierte en el punto final para muchos vehículos que no superan la ITV, acumulan defectos graves o simplemente ya no compensan económicamente a sus propietarios. Y hay que decir que el invierno, con sus bajas temperaturas y condiciones adversas, tiene mucho que ver en este desenlace. Te lo contamos a lo largo de las próximas líneas.
2La ITV como filtro definitivo antes de acabar el año
Muchos conductores aprovechan diciembre para “ponerse al día” con la ITV antes de que acabe el año. Sin embargo, esta decisión a veces se convierte en la sentencia final para el vehículo. Cuando el coche no supera la inspección por defectos graves, el propietario debe decidir si invierte en reparaciones o si opta por retirarlo definitivamente.
En vehículos antiguos o de bajo valor de mercado, la balanza suele inclinarse hacia la segunda opción. Reparar lunas dañadas, problemas estructurales de la carrocería o sistemas de iluminación en mal estado puede resultar más caro que el propio coche. Así, diciembre se convierte en el mes en el que muchos conductores comunican a la dgt la baja definitiva de su vehículo.








