Diciembre no solo es sinónimo de cenas de empresa, compras de última hora y carreteras llenas rumbo a la Navidad. También es, año tras año, uno de los meses en los que más vehículos dicen adiós definitivamente a la circulación. Miles de coches terminan su vida útil administrativa en la DGT, pasando a engrosar la lista de bajas definitivas por avería, envejecimiento o falta de viabilidad para seguir cumpliendo con las exigencias técnicas y medioambientales.
Lejos de la imagen romántica de un coche “jubilado” para pasear tranquilamente junto al mar, la realidad es mucho más prosaica. Diciembre se convierte en el punto final para muchos vehículos que no superan la ITV, acumulan defectos graves o simplemente ya no compensan económicamente a sus propietarios. Y hay que decir que el invierno, con sus bajas temperaturas y condiciones adversas, tiene mucho que ver en este desenlace. Te lo contamos a lo largo de las próximas líneas.
1El invierno, un examen duro para los coches veteranos
Las condiciones invernales son una auténtica prueba de resistencia para cualquier vehículo, especialmente para los más antiguos. El frío extremo, las heladas y la humedad afectan a elementos clave como la carrocería, el chasis, las lunas o los sistemas de limpieza del parabrisas. No es casualidad que muchos de los defectos graves detectados en la ITV se concentren en esta época del año.
De enero a octubre de 2025, solo en la Comunidad de Madrid, las estaciones de ITV registraron cerca de 39.000 defectos graves relacionados con el acondicionamiento exterior, la carrocería y el chasis. Diciembre actúa como un acelerador de estos problemas: lo que en verano era un pequeño daño, en invierno se convierte en una avería crítica que puede dejar al coche fuera de juego y acercarlo peligrosamente a la baja definitiva en la dgt.








