La noche del 31 de diciembre es una de las más esperadas de todo el año. Es momento de dejar atrás lo malo, brindar por lo bueno que vendrá y compartir momentos con familia y amigos. Sin embargo, es muy fácil cometer algún exceso, y la DGT quiere evitar que, en medio de la cena, las uvas y los brindis, te subas al coche y conduzcas bajo los efectos del alcohol.
Y es que beber de más en Nochevieja es bastante fácil. Te sirven una copa de vino, luego llega el cava para el brindis y quizá alguien te ofrece un licor después del postre. Muchos conductores creen que conocen muy bien su cuerpo y que saben dónde está su tope, pero la realidad es que hay un punto exacto en el que pasas de estar legalmente apto para conducir a convertirte en un peligro para ti y para los demás, además de exponerte a una multa que podría arruinarte el comienzo del año.
2No existe una misma regla para todos los conductores
Seguro que alguna vez has escuchado a alguien decir que él aguanta mucho mejor el alcohol porque está acostumbrado a beber o porque ha comido mucho antes de la fiesta. Y es verdad que tener el estómago lleno ayuda a que el alcohol pase más despacio a la sangre, pero eso no significa que el alcohol desaparezca. Solo tarda un poco más en llegar a la cabeza, pero acabará llegando igual. Al final de la noche, si has bebido tres copas, tu cuerpo las tendrá que procesar. No importa si has cenado un cordero asado o si solo has picoteado unas uvas; el resultado en el control de la DGT dependerá de la cantidad total que hayas ingerido.
Otro factor que debes tener muy en cuenta es el tipo de bebida que elijas para celebrar la entrada del nuevo año. No es lo mismo beber una bebida fermentada que una destilada. La cerveza, el vino o el cava suelen tener una graduación menor, y el cuerpo las absorbe de una forma algo más lenta.
Por el contrario, bebidas como el whisky, la ginebra, el ron o ese carajillo que te tomas después del café, tienen una concentración de alcohol mucho más alta. Y tu hígado tiene que trabajar el triple para intentar eliminarlo.
Además, las bebidas que tienen gas, como los refrescos con los que mezclas el alcohol o el propio cava del brindis, hacen que el alcohol llegue todavía más rápido a tu corriente sanguínea. El gas irrita un poco las paredes de tu estómago y abre las puertas para que el alcohol pase libremente y sin frenos. Por eso, esa sensación de que el champán se sube rápido a la cabeza no es una leyenda urbana, sino una realidad científica que debes vigilar de cerca si tienes pensado conducir.








