Los coches sin conductor han llegado a España, y es muy probable que dentro de poco empecemos a verlos circulando por nuestras carreteras. La DGT ha autorizado a una marca en concreto a que empiece sus ensayos con los primeros coches sin conductor en carreteras abiertas al tráfico.
Si alguna vez habías imaginado subirte a tu coche, soltar el volante y dejar que te lleve al trabajo mientras tú terminas de leer un libro o disfrutas del paisaje, es probable que ese momento esté más cerca de lo que piensas. Aunque todavía no estamos en ese punto donde todos los coches se conducen solos, sin duda este es el comienzo de un cambio que promete ser histórico.
1El plan de la DGT para la conducción autónoma
La DGT es muy consciente de que no se puede frenar el avance de la tecnología. Y para que España no se quede atrás respecto a otros países, se ha creado el Programa ES-AV, una especie de reglamento de seguridad que permite que los coches que se conducen solos puedan salir a la calle a practicar.
Este programa regula todo lo que ocurre desde que un coche es solo un prototipo en un laboratorio hasta que está listo para venderse en los concesionarios. Lo más importante es que la DGT no permite que cualquier coche salga a lo loco a la carretera. Hay un control muy estricto para que todos los conductores estén seguros. El objetivo final es que dentro de unos años los accidentes se reduzcan porque se puedan evitar las distracciones al volante gracias a este tipo de vehículos.
Tampoco se permite que todos los fabricantes saquen sus modelos autónomos a pasear. Solo ha sido una marca, por el momento, la que ha recibido autorización para que se hagan las pruebas. La DGT ha dado luz verde para que 19 unidades circulen utilizando el sistema Full Self-Driving de conducción autónoma. Esto no significa que el coche sea independiente al cien por cien todavía, pero sí que tiene una gran capacidad para tomar decisiones por sí mismo bajo vigilancia.
Estos coches están equipados con un software capaz de ver todo lo que ocurre a su alrededor. Una red de cámaras y sensores de alta precisión escanean el entorno constantemente. Con toda esa información, el coche desarrolla un mapa en tres dimensiones en tiempo real. Así sabe dónde está el bordillo, dónde hay un ciclista y si el semáforo que tiene delante se ha puesto en ámbar.








