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sábado, 11 octubre 2025

Juan José (43), mecánico: «Esta fea costumbre al aparcar va a acabar rompiendo tu coche»

Las buenas prácticas al volante tienen mucho que ver con la frecuencia en la que un coche termina pasando por el taller.

Es un gesto que casi todos hacemos, una costumbre al aparcar que se repite día tras día, y que, sin darte cuenta, está provocando que tengas que pasar por el taller mucho antes de lo que deberías.

Juan José, mecánico con décadas de experiencia. llega con un consejo que hará que no vuelvas a aparcar igual.

El peligro de dejar el coche así al aparcar

coches aparcados
Fuente: Agencias

Imagina que llegas a casa, encuentras por fin un sitio, y para terminar la maniobra, giras el volante a tope, dejas el coche, pones el freno de mano, y apagas el motor. Sales del coche y te vas, dejando las ruedas delanteras completamente giradas, apuntando hacia un lado. Parece una cosa sin importancia, pero Juan José te diría que estás cometiendo un error que puede costar cientos de euros.

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El problema no está en el momento de aparcar, sino en el tiempo que el coche pasa estacionado con el volante girado. Cuando las ruedas están giradas, todo el sistema de dirección y suspensión de tu coche está bajo una tensión innecesaria.

Cuando giramos el volante, hay una compleja red de elementos que se activan: la bomba y la cremallera de dirección, los rodamientos, los fuelles de goma y los neumáticos.

Cuando dejas el volante girado, sobre todo en coches con dirección asistida hidráulica, la bomba de dirección sigue ejerciendo presión sobre los componentes internos de la cremallera para mantener las ruedas en esa posición. Aunque el motor esté apagado, las piezas están sometidas a una presión residual y a un esfuerzo constante. Si esta costumbre se repite todos los días durante años, la bomba puede deteriorarse prematuramente y la cremallera puede sufrir un desgaste desigual, lo que se traduce en ruidos extraños, vibraciones y, por último, en un fallo que te obligará a reemplazar una pieza muy costosa.

Otra víctima de esta costumbre son los fuelles de goma, pequeños protectores de caucho que se encuentran en las uniones y rótulas del sistema de dirección. Su trabajo es proteger estas partes móviles de la suciedad, el polvo y el agua. Cuando las ruedas están giradas al máximo, estos fuelles se estiran y doblan de forma antinatural durante horas. Esta tensión prolongada hace que la goma se agriete y se rompa mucho antes de lo normal.

Una vez que un fuelle se rompe, la suciedad entra sin control, mezclándose con la grasa que debe lubricar las rótulas. El resultado es un desgaste por abrasión rapidísimo de las rótulas, lo que genera holguras y un juego peligroso en la dirección.

Los neumáticos también sufren al aparcar con el volante girado. La goma del neumático se apoya sobre el asfalto de una manera antinatural,en  especial el borde interior o exterior de la banda de rodadura. Durante horas, todo el peso del coche se concentra en una zona pequeña que no está diseñada para soportar esa presión estática. A largo plazo, esto puede contribuir a un desgaste irregular de los neumáticos, obligándote a cambiarlos antes de tiempo. Además, en coches con más edad o en condiciones de frío intenso, esta tensión puede acelerar la aparición de pequeñas grietas.

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Cómo evitar estos daños

aparcar en batería
Fuente: Agencias

La solución a este problema es sencilla. Cuando termines tu maniobra de aparcamiento, justo antes de apagar el motor y poner el freno de mano, endereza el volante por completo hasta que las ruedas estén paralelas a la carrocería y al bordillo. De esta forma, liberas toda la tensión del sistema de dirección, permitiendo que todos los elementos descansen en su posición más neutra y relajada.

¿: haz el giro justo para que la rueda toque el bordillo, cumpliendo con la normativa de seguridad, pero evita dejar el volante totalmente bloqueado o girado al máximo si lo puedes evitar. Lo fundamental en este caso es usar siempre el freno de mano y, si es un coche manual, dejar una marcha metida.

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El precio de no hacer caso a un experto

taller
Fuente: Agencias

Si ignoras el consejo, la factura puede ser muy dolorosa. Un cambio de la cremallera de dirección asistida en muchos modelos puede oscilar entre 800 y 2.000 euros, dependiendo de la marca y del modelo de tu coche. La reparación de rótulas y fuelles no es tan costosa, pero rara vez baja de los 200-400 euros, y a esto hay que sumar la mano de obra.

Por un gesto que te lleva dos segundos hacer, como es enderezar el volante, te estás ahorrando una de las averías más caras y habituales en la dirección de un coche. Juan José lo tiene claro: Parece una tontería, pero es el dinero que te ahorras en el futuro.

Así que, la próxima vez que aparques, mira tus ruedas, enderézalas y deja que tu coche descanse de verdad. Tu bolsillo te lo agradecerá dentro de unos años.

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