En las últimas semanas, la presencia de la Guardia Civil en entornos urbanos ha dado un giro inesperado. Lo que antes era habitual en carreteras convencionales —controles de alcoholemia, mediciones de velocidad o vigilancia de comportamientos temerarios— ahora empieza a extenderse a zonas destinadas a la movilidad sostenible. Carriles bici, vías verdes y sendas ciclables están recibiendo la atención de los agentes de Tráfico como nunca antes.
Este movimiento responde a un aumento notable de incidentes protagonizados por ciclistas, desde colisiones por exceso de velocidad hasta atropellos a peatones en zonas compartidas. Los nuevos controles buscan no solo sancionar infracciones, sino también concienciar a un colectivo que, según apuntan los expertos, ha crecido más rápido que la propia infraestructura. Y en apenas un rato, los agentes ya han puesto tres multas en un carril bici metropolitano.
5¿Qué puede ocurrir a partir de ahora?
Los controles en carriles bici no serán una excepción: podrían convertirse en parte habitual de la labor preventiva de la Guardia Civil. La intención es replicarlos en zonas de alta afluencia, parques urbanos y vías verdes donde se haya detectado un aumento de incidentes. Para los agentes, es una manera de recordar que la seguridad vial no solo compete a quienes conducen vehículos a motor.
A futuro, es probable que esta vigilancia vaya acompañada de mejoras en la infraestructura: mejor señalización, límites de velocidad más visibles e incluso radares informativos específicos para bicicletas. Algunas ciudades europeas ya han introducido soluciones de este tipo, y España podría seguir ese camino si la tendencia actual se mantiene.








