En las últimas semanas, la presencia de la Guardia Civil en entornos urbanos ha dado un giro inesperado. Lo que antes era habitual en carreteras convencionales —controles de alcoholemia, mediciones de velocidad o vigilancia de comportamientos temerarios— ahora empieza a extenderse a zonas destinadas a la movilidad sostenible. Carriles bici, vías verdes y sendas ciclables están recibiendo la atención de los agentes de Tráfico como nunca antes.
Este movimiento responde a un aumento notable de incidentes protagonizados por ciclistas, desde colisiones por exceso de velocidad hasta atropellos a peatones en zonas compartidas. Los nuevos controles buscan no solo sancionar infracciones, sino también concienciar a un colectivo que, según apuntan los expertos, ha crecido más rápido que la propia infraestructura. Y en apenas un rato, los agentes ya han puesto tres multas en un carril bici metropolitano.
1Controles en carriles bici: ¿por qué ahora?
La decisión de la Guardia Civil no ha surgido de la noche a la mañana. En los últimos meses, se ha registrado un incremento significativo de accidentes con ciclistas implicados. Muchos de ellos circulaban a velocidades superiores a las recomendadas o bajo los efectos del alcohol, una conducta que hasta hace poco parecía impensable en este tipo de vías.
El auge de las bicicletas eléctricas y de los patinetes de altas prestaciones ha modificado por completo el paisaje de la movilidad. La velocidad punta de algunos modelos supera fácilmente los 25 km/h, y en tramos con gran densidad de usuarios, esta cifra puede convertirse en un riesgo evidente. Para la Guardia Civil, actuar ahora es una cuestión de prevención antes de que las estadísticas sean irreversibles.








