Llega el puente, tienes unos días libres y lo último que te apetece es meterte en un atasco kilométrico a la salida de la ciudad. La idea de salir de noche, con la carretera despejada y la mayor tranquilidad suena tentadora. Parece el plan perfecto para ganar tiempo y empezar a disfrutar antes que nadie.
Sin embargo, hay un pequeño detalle que puede transformar un viaje plácido en una auténtica pesadilla. Fran, camionero experto, tiene una pequeña guía para que todo salga bien.
La importancia de ver y ser visto… también durante el puente

Por la noche, tu capacidad para ver lo que ocurre a tu alrededor depende a menudo de las luces del coche. Debes comprobar que faros, intermitentes y luces de freno funcionan a la perfección. No hay nada más peligroso que un coche «tuerto» en una carretera secundaria.
Pero ver bien en tu viaje de puente no depende solo de las bombillas. Hay un enemigo al que se combate con un trapo y limpiacristales: la suciedad. Un parabrisas sucio por la noche es una trampa mortal. El polvo y la grasa acumulada en el cristal provocan difracciones cuando te cruzas con otro coche, creando destellos y halos que te pueden dejar ciego durante unos segundos vitales. Mantener limpios los cristales y las ópticas de los faros mejora mucho la visibilidad y reduce esos molestos reflejos. Y no olvides limpiar el cristal por dentro porque esa capa que se forma con el tiempo también resta visión.
Saber cuándo encender las luces es casi tan importante como tenerlas en buen estado. No esperes a que sea noche cerrada. Fran aconseja encenderlas al menos una hora antes del anochecer. No es solo para que tú veas mejor, sino para que los demás te vean a ti mucho antes.
Tu cuerpo: la máquina más delicada

El coche es importante, pero tú eres la pieza clave. Fran insiste en que debes cuidar tu visión. No está de más realizar revisiones visuales periódicas, al menos una vez al año, para detectar problemas de agudeza visual o una sensibilidad especial al deslumbramiento. De noche, la percepción de la profundidad y la velocidad se altera, y si tu vista no está al cien por cien, el cerebro tiene que trabajar el doble para procesar la información, lo que acelera la aparición del cansancio.
Además, un buen descanso es fundamental. No puedes pretender trabajar todo el día antes del puente y meterte una paliza de kilómetros por la noche sin dormir. Debes descansar bien antes de ponerte al volante. Evita conducir si te sientes cansado y planifica paradas estratégicas. La recomendación es parar cada 2 horas o cada doscientos kilómetros. Bájate del coche, estira las piernas, respira y bebe agua.
Hay señales que tu cuerpo te envía antes de colapsar y que no debes ignorar. Si notas picor en los ojos, lagrimeo excesivo, parpadeas más de la cuenta o sientes somnolencia, detente inmediatamente en un lugar seguro. No intentes aguantar un poquito más para llegar a la siguiente gasolinera si está lejos. Esos síntomas son la antesala del sueño al volante. Para unos minutos, cierra los ojos y descansa. Es mejor llegar media hora tarde que no llegar.
Para combatir la somnolencia dentro del coche, el ambiente juega un papel crucial. El calor es un sedante natural. Si pones la calefacción muy alta y cierras todo, el aire viciado y la temperatura agradable te invitarán a dormir. Mantener el coche bien aireado ayuda a conservar la concentración y te mantiene despierto.
Seguridad activa y planificación

La velocidad es otro factor determinante cuando vayas a salir o volver este puente. Por la noche, nuestra percepción de la velocidad es menor, lo que significa que podemos ir más rápido de lo que creemos. Debes moderar la velocidad y adaptarla al campo de visión que te ofrecen tus faros. Si conduces tan rápido que tu distancia de frenado supera los metros que iluminan tus luces, estás conduciendo a ciegas ante cualquier imprevisto. Aumentar la distancia de seguridad con el vehículo que te precede es vital para disponer de más tiempo de reacción ante una frenada brusca.
También debes ser inteligente eligiendo por dónde vas. Fran lo tiene claro: siempre que sea posible, opta por autopistas o autovías. Son vías mucho más seguras, mejor señalizadas, con curvas más suaves y, en muchos casos, con iluminación propia. Las carreteras secundarias por la noche esconden peligros como animales cruzando, ciclistas mal iluminados o curvas cerradas que pueden sorprenderte. Planifica tu ruta con antelación para evitar sorpresas desagradables.
Existe una costumbre que muchos tienen, sobre todo cuando viajan con niños o copilotos inquietos, y es encender la luz de cortesía interior para buscar algo en el bolso o mirar un mapa. Fran advierte sobre esto: evita tener las luces interiores encendidas mientras conduces. Esa luz dentro del habitáculo hace que la pupila se contraiga y dificulta enormemente la visión de lo que ocurre fuera, en la oscuridad. Además, genera reflejos molestos en el parabrisas justo donde tienes que mirar. Y ojo, porque si un agente de tráfico considera que esa luz compromete tu seguridad porque te resta visibilidad, te puede llegar a multar.
La mentalidad del conductor nocturno

Conducir de noche es más complejo que hacerlo de día. La falta de luz solarelimina referencias visuales que usamos inconscientemente para trazar curvas o calcular distancias. Por ello, la conducción nocturna requiere un nivel de atención superior, aunque esto no significa ir tenso. Mantener una actitud tranquila al volante es la mejor forma de disfrutar del viaje. La crispación provoca rigidez muscular y fatiga mental.
Hay un último detalle que debes cuidar esta salida nocturna de puente: el exceso de confianza en el último tramo. Fran cuenta que la mayoría de accidentes de noche ocurren cuando ya estás cerca de tu destino. Tu cerebro se relaja, crees que ya has llegado, bajas la guardia y la fatiga acumulada te golpea de golpe. Ese es el momento más crítico. Por eso, si te quedan cincuenta kilómetros y te sientes agotado, para. No fuerces. Ese último empujón es el más traicionero de todos.








