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viernes, 7 noviembre 2025

Damián (28), veterinario: «Sólo así llevas a tu perro en el coche con seguridad»

Aunque le guste sacar la cabeza por la ventanilla, el perro debe ir de forma adecuada para evitar multas y riesgos.

El sol entra por la ventanilla, tu perro asoma el morro y parece el más feliz del mundo. Parece la imagen perfecta de un viaje en familia. Sin embargo, hay otra cara de esa imagen: lesiones graves por frenazos, golpes de calor y las consecuencias de accidentes que se podían haber evitado.

La gente cree que por llevarlo atado ya vale, pero el 90% lo hace mal. Y ese error común», advierte Damián, veterinario experto, «no solo te puede costar 500 euros de multa, sino la vida de tu animal«. Viajar con tu mascota es una responsabilidad enorme, y la mayoría de conductores suspende en seguridad básica sin siquiera saberlo.

El peligro de llevar al perro suelto

perro a bordo
Fuente: RACE/ROYAL CANIN

La primera regla es sencilla y no negociable: jamás lleves al perro suelto en el habitáculo. «Es el error más grave y, por desgracia, el más común», sentencia Damián. «No se trata solo del riesgo en un accidente, sino del riesgo de provocarlo». Un perro suelto es una distracción. porque puede intentar saltar a los asientos delanteros para estar contigo, asustarse por un ruido y meterse entre tus piernas o taparte el espejo retrovisor en un momento crítico.

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El perro no entiende de normas de circulación. Si ve algo que le llama la atención, se moverá. Si se marea, intentará buscarte. «He tratado a perros con lesiones serias solo por un frenazo en ciudad, porque el dueño tuvo que esquivar a un peatón y el animal salió disparado contra el salpicadero», explica Damián.

Lo que dice la DGT y la multa que casi nadie conoce

perro
Fuente propia

Si el argumento de la seguridad no te convence, quizás lo haga el económico. La DGT es muy clara al respecto, aunque no existe una ley que diga cómo debes llevar al perro, sí te sanciona por cómo no debes llevarlo. La clave está en el Artículo 18.1 del Reglamento General de Circulación.

Este artículo obliga al conductor a mantener su propia libertad de movimientos, el campo de visión necesario y la atención permanente a la conducción. Además, especifica que debe cuidar de la «adecuada colocación de los objetos o animales transportados». En la práctica, esto significa que si un agente de la Guardia Civil te ve con el perro en el regazo, saltando entre los asientos, o incluso en el asiento del copiloto sin un sistema de retención adecuado, la multa está garantizada.

Las sanciones varían. Si el perro va suelto pero no interfiere en la conducción (por ejemplo, en los asientos traseros), se considera una falta leve, que suele rondar los 80 o 100 euros. Sin embargo, si el agente considera que el animal está obstaculizando tu visión, tus movimientos o que está en un lugar peligroso, la multa puede ascender a 200 euros. Y si el animal está suelto en la zona del conductor, podría llegar a considerarse conducción temeraria, con multas de hasta 500 euros y la retirada de 6 puntos del carnet. «La gente se gasta el dinero en el último modelo de coche, pero escatima en un sistema de retención de 30 euros», lamenta Damián.

La mejor manera de llevar a un perro en el coche

perros con arnés en coche
Fuente: Thule

El método más popular para cumplir la norma es el arnés. Es barato, fácil de poner y da una falsa sensación de seguridad. Sin embargo, Damián detecta el segundo gran error. «Nunca se debe atar al perro con un arnés enganchado a su collar habitual», advierte con seriedad. «En un frenazo, la fuerza del tirón le rompería el cuello al instante. Es un efecto de latigazo letal».

Tampoco valen esos adaptadores que son una correa que se pasa por el cinturón de seguridad humano y se engancha al arnés del perro. Si la correa es larga, el perro sigue teniendo demasiado recorrido y golpeará contra los asientos delanteros. Si es demasiado corta, puede ser incómoda.

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Si optas por el arnés, Damián es tajante: debe ser uno homologado, específico para la seguridad en el coche. Estos arneses son más robustos, acolchados y se anclan directamente a los enganches del cinturón de seguridad del coche. «La opción ideal es el arnés de doble anclaje», recomienda. «Sujeta al perro por dos puntos, repartiendo mucho mejor la fuerza del impacto y evitando que el cuerpo rote».

Pero para Damián, y para la mayoría de expertos en seguridad vial, el transportín es el método más seguro con diferencia. Pero, de nuevo, solo si se usa de forma correcta. Es muy importante tener en cuenta el tamaño del perro.

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Un error muy común con perros de menos de 10 kilos es llevar el transportín en el asiento del copiloto, a veces incluso sujeto con el cinturón. «Fatal», dice Damián. «El airbag del copiloto está diseñado para un adulto. Si salta, y lo hará en una colisión, reventará el transportín y aplastará al animal. Es mortal».

El sitio correcto para un transportín pequeño o mediano es el suelo del coche, justo detrás de los asientos delanteros. «Es el lugar más seguro del habitáculo», asegura Damián. «Queda encajado entre el asiento delantero y el trasero. En caso de impacto, apenas se moverá. El perro está protegido por su cápsula y por la estructura del propio coche».

Si tu perro es grande, su único sitio es el maletero, pero no de cualquier manera. Lo ideal es un transportín rígido y de buena calidad, colocado en el maletero. Y aquí viene el consejo de experto que poca gente sabe: «El transportín debe colocarse a lo ancho, es decir, de forma transversal a la dirección de la marcha. Si es posible, pegado a los asientos traseros», detalla Damián.

¿Por qué? Porque si se coloca en el sentido de la marcha, un impacto trasero podría hacer que la puerta del transportín ceda y el perro salga disparado hacia delante. Al ponerlo atravesado, la fuerza del impacto se reparte por la estructura más ancha del transportín. Además, debe ir bien sujeto con correas o redes para que no se desplace en curvas o frenazos.

La tercera opción es la rejilla o red divisoria, que separa el maletero de los asientos traseros. Es la solución favorita para los que tienen perros muy grandes y no quieren usar un transportín. «Aquí hay que ser honestos», puntualiza Damián. «La rejilla evita que el perro te distraiga y te ponga una multa, pero no protege al perro en caso de accidente«.

Si el impacto es fuerte, sobre todo un alcance trasero, el perro sufrirá el «efecto proyectil» contra las paredes del maletero. «Si usas rejilla, que sea una robusta, metálica y que vaya anclada del suelo al techo del coche, no esas de tela o las telescópicas baratas que salen volando con el primer golpe». Para Damián, la rejilla solo es una solución a medias: cumple con la DGT para evitar distracciones, pero falla estrepitosamente en seguridad para el animal.

Damián resume su filosofía: «Tu perro confía en ti. Viajar seguro no es una opción, es la única forma de devolverle esa confianza». Ese error del 90% del que hablaba al principio no es uno solo; es la suma de atar mal el arnés, de colocar mal el transportín o de pensar que «a mí no me va a pasar». La multa de 500 euros, al lado de la culpa, es lo de menos.

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