Al llegar el frío, los conductores que se mueven por zonas de montaña o estaciones de esquí saben de la importancia de los neumáticos de invierno. Este tipo de gomas están diseñadas para rendir a temperaturas por debajo de los 7 °C, cuando los compuestos convencionales se endurecen y pierden agarre. Su flexibilidad, dibujo específico y capacidad para evacuar agua, nieve y hielo los convierten en una pieza clave para circular con confianza.
Pero no basta solo con tener neumáticos de invierno. Como el resto de componentes, también necesitan cuidados, revisiones y ciertos hábitos de conducción para que duren lo máximo posible. Firmas como Goodyear llevan años mejorando su eficiencia, durabilidad y seguridad, pero su vida útil también dependerá de cómo los tratemos día a día. Con la atención adecuada, estos neumáticos pueden superar los 50.000 km manteniendo su rendimiento prácticamente intacto.
5Comprueba daños y desgaste
Antes de volver a montar tus neumáticos de invierno, revísalos. Busca grietas, golpes, irregularidades en el dibujo o signos de envejecimiento. Incluso los neumáticos no usados pueden estropearse si no se almacenan bien, así que la revisión es esencial. Comprueba también la fecha de fabricación: aunque un neumático pueda parecer en buen estado, lo ideal es no utilizarlos más allá de los 6 o 7 años, ya que los compuestos pierden propiedades con el tiempo.
Si detectas daños o desgaste inferior a los 4 mm, lo más prudente es sustituirlos. Circular con neumáticos envejecidos o excesivamente desgastados compromete la seguridad, especialmente en superficies heladas o nevadas, donde el agarre es crítico. Cambiarlos a tiempo no solo protege a los ocupantes del vehículo, sino que mantiene el rendimiento y la estabilidad que esperas de unos neumáticos diseñados para condiciones extremas.








