Al llegar el frío, los conductores que se mueven por zonas de montaña o estaciones de esquí saben de la importancia de los neumáticos de invierno. Este tipo de gomas están diseñadas para rendir a temperaturas por debajo de los 7 °C, cuando los compuestos convencionales se endurecen y pierden agarre. Su flexibilidad, dibujo específico y capacidad para evacuar agua, nieve y hielo los convierten en una pieza clave para circular con confianza.
Pero no basta solo con tener neumáticos de invierno. Como el resto de componentes, también necesitan cuidados, revisiones y ciertos hábitos de conducción para que duren lo máximo posible. Firmas como Goodyear llevan años mejorando su eficiencia, durabilidad y seguridad, pero su vida útil también dependerá de cómo los tratemos día a día. Con la atención adecuada, estos neumáticos pueden superar los 50.000 km manteniendo su rendimiento prácticamente intacto.
4Almacénalos correctamente al acabar la temporada
La vida útil de los neumáticos continúa incluso cuando no están montados en el coche. Almacenarlos adecuadamente puede contribuir a su durabilidad. Guarda tus neumáticos de invierno en un lugar fresco, seco y sin exposición a la luz solar directa. El calor y los rayos UV deterioran los compuestos, haciendo que el caucho pierda flexibilidad y se agriete con el tiempo. Lo recomendable es almacenarlos en bolsas herméticas para evitar la humedad y la oxidación de los componentes metálicos.
Si tienes espacio, mantenerlos en posición vertical ayuda a preservar su forma. Si los apilas, conviene cambiar su posición cada pocas semanas para evitar deformaciones. Y si no tienes un lugar adecuado, muchas tiendas y talleres ofrecen servicios de guardería de neumáticos. Así, te aseguras de que pasan el verano en condiciones óptimas, listos para afrontar el próximo invierno sin deterioros prematuros.








