Conducir no solo consiste en manejar un vehículo, sino en convivir con otros usuarios en la carretera. Es una actividad en la que intervienen muchos factores: la técnica, la atención, el respeto a las normas y, sobre todo, la actitud. Y aunque la mayoría de los automovilistas cree que conduce bien, la realidad es que todos —sí, todos— hemos sido alguna vez ese conductor molesto que irrita al resto sin darse cuenta.
Puede ser un simple olvido de poner el intermitente, una maniobra mal calculada o un exceso de confianza que se convierte en imprudencia. Pero la suma de esos pequeños errores genera tensión, estrés y, en ocasiones, hasta accidentes. La convivencia en la carretera depende de gestos tan sencillos como ceder el paso, respetar la distancia o evitar el claxon cuando no hace falta. Y sin embargo, estos detalles siguen siendo los que más conflictos generan entre conductores.
1No señalizar los giros ni los cambios de carril
Pocos gestos resumen mejor el egoísmo al volante que el de cambiar de carril sin poner el intermitente. Parece una tontería, pero es una de las prácticas más comunes entre los conductores y también una de las que más enfado genera. No avisar de un giro o de una maniobra obliga a los demás a adivinar tus intenciones, crea inseguridad y multiplica las posibilidades de accidente.
Según estudios de seguridad vial, hasta un 40% de los conductores reconoce no usar el intermitente en algunas ocasiones. Algunos lo hacen por olvido, otros por pereza o exceso de confianza. Pero el efecto es el mismo: molestia y peligro. El intermitente es la forma más básica de comunicación entre vehículos, y no usarlo equivale a hablar sin palabras en un idioma que nadie entiende.








