En apenas unos meses, la baliza V16 ha pasado de ser una gran desconocida a convertirse en uno de los dispositivos más buscados por los conductores españoles. La cuenta atrás para su obligatoriedad en 2026 ha comenzado, y muchos automovilistas quieren asegurarse de cumplir con la normativa sin sobresaltos. Pero esta urgencia también ha abierto la puerta a un problema tan habitual como peligroso: la proliferación de productos falsos, incompletos o directamente no homologados.
Los datos lo confirman con cifras preocupantes. Según los últimos estudios, casi 3 de cada 4 conductores reconoce sentir inquietud ante la posibilidad de comprar una V16 que no cumpla con los requisitos legales. El temor a los timos no es infundado, y por eso conviene saber exactamente qué hay que mirar antes de pasar por caja.
2El precio como trampa: cuando lo barato sale caro
Uno de los grandes errores a la hora de comprar una V16 es fiarlo todo al precio. El estudio revela que para un 70% de los conductores el coste es el principal factor de decisión. Es comprensible: nadie quiere gastar más de la cuenta. Sin embargo, en este caso, un precio excesivamente bajo debería encender todas las alarmas.
Fabricar una baliza V16 conectada, con certificaciones oficiales, conectividad garantizada y componentes de calidad, tiene un coste. Si encontramos dispositivos muy por debajo de la media del mercado, lo más probable es que falte algo esencial. Puede ser la conexión a la plataforma DGT 3.0, la homologación del laboratorio autorizado o incluso la durabilidad real del sistema.







