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lunes, 22 diciembre 2025

Jesús (41), mecánico: «Si tu coche vibra al frenar, es por esto»

Las sensaciones extrañas al volante pueden ser muy peligrosas. Desvían la atención de la carretera y ponen en peligro la seguridad.

Frenar es una de las acciones naturales de conducir, y cuando pisamos el pedal sabemos lo que tiene que pasar. Sin embargo, cuando al hacerlo notas que el volante empieza a temblar o sientes una vibración extraña que recorre el suelo del coche, la sensación cambia por completo.

Jesús, un mecánico con experiencia en todo tipo de averías, tiene muy claro lo que pasa cuando ocurre esto. Si vibra al frenar, el coche te está lanzando un grito de auxilio que no deberías ignorar bajo ningún concepto.

Discos de freno deformados

discos de freno
Fuente: Coches.com

La causa más común de que un coche vibre al frenar son unos discos de freno deformados. Al rozar con la pastilla, el contacto no es uniforme, y eso es lo que genera ese temblor tan característico que sientes en el volante.

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Pero, ¿cómo llega un disco de metal tan duro a deformarse? La respuesta suele estar en los cambios bruscos de temperatura. Jesús explica que, si realizas una frenada muy intensa y prolongada, como bajar un puerto de montaña abusando del freno, los discos se calientan muchísimo. Si en ese momento pasas por un charco de agua fría o lavas el coche con agua a presión justo después de circular, el choque térmico puede llegar a doblar el metal. Una vez que el disco está deformado, la única solución es sustituirlo por uno nuevo junto con las pastillas, ya que intentar rectificarlos a veces no ofrece las garantías de seguridad necesarias para un componente tan vital.

Pastillas de freno cristalizadas

vibraciones al frenar por pastillas cristalizadas
Fuente: Agencias

Pero la culpa no siempre es del disco. A veces, el origen del problema reside en las pastillas de freno, que sufren el desgaste directo y están diseñadas para ir consumiéndose poco a poco. Sin embargo, si son de mala calidad o han sido sometidas a un calor extremo de forma constante, pueden llegar a cristalizarse. La superficie de la pastilla se vuelve excesivamente dura y brillante, perdiendo su capacidad de agarre y provocando que el contacto con el disco sea irregular y ruidoso al frenar.

Cuando una pastilla está cristalizada, no muerde el disco con la suavidad necesaria. Esto genera saltos microscópicos durante la frenada que se perciben como una vibración molesta. Además, una pastilla en mal estado puede acabar dañando el disco, creando surcos o desgastes desiguales que agravan el problema.

Jesús siempre recomienda revisar el grosor de las pastillas con frecuencia. Si dejas que se desgasten demasiado, el soporte metálico de la propia pastilla podría llegar a tocar el disco, lo cual no solo causará vibraciones, sino que destruirá el sistema de frenado y te dejará con una factura de reparación mucho más elevada de lo que esperabas.

Neumáticos y suspensión también importan al frenar

suspensiones de coche
Fuente propia/IA

A veces buscamos el problema en los frenos y resulta que el culpable está un poco más afuera. Los neumáticos son el único punto de contacto del coche con el asfalto, y cualquier anomalía se amplifica al frenar. Si tus ruedas no están bien equilibradas, notarás vibraciones a ciertas velocidades, pero estas se hacen mucho más evidentes cuando aplicas presión a los frenos. Un neumático con un desgaste desigual, o que tiene un bulto interno por haber golpeado un bordillo, perderá su forma circular perfecta.

Jesús explica que mucha gente circula con una presión incorrecta, lo que provoca que la goma se deforme con el tiempo. Un neumático deformado no pisa bien el suelo. Al frenar, el peso del coche se desplaza hacia adelante, aumentando la carga sobre las ruedas delanteras. Si esas ruedas están en mal estado o las llantas tienen algún golpe que las ha descentrado, la vibración será inevitable. Por eso, antes de desmontar todo el sistema de frenos, un buen mecánico siempre comprobará que las ruedas estén en perfecto estado y que el equilibrado sea el correcto. Es la solución más sencilla y económica, pero también una de las más ignoradas por los usuarios.

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Si has revisado los frenos y los neumáticos y el coche sigue temblando, es hora de mirar debajo del chasis. El sistema de suspensión tiene la tarea de absorber las irregularidades del terreno y mantener las ruedas pegadas al suelo. Si los amortiguadores están gastados, no podrán controlar los movimientos de la rueda durante la frenada. Esto genera un rebote constante que sientes como una vibración molesta, y que aumenta la distancia necesaria para detener el vehículo por completo.

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