Mientras en buena parte de Europa llenar el depósito se ha convertido en un pequeño drama para el bolsillo, hay lugares del mundo donde repostar sigue siendo casi un gesto simbólico. En España, el precio de la gasolina ha pasado por fuertes subidas en los últimos años y, aunque se haya estabilizado en algunos periodos, sigue siendo uno de los gastos fijos que más preocupa a los conductores. Por eso, la idea de llenar el depósito por apenas 30 euros suena casi irreal.
Sin embargo, ese escenario existe y no es ninguna leyenda urbana. Hay un país donde repostar gasolina cuesta una fracción de lo que pagamos en nuestro entorno y donde llenar un depósito completo es más barato que una comida para dos personas. Las razones de esta situación tienen poco que ver con la eficiencia y mucho con la política, la economía y la historia energética de ese lugar.
2El petróleo como clave de todo
La razón principal de estos precios está bajo tierra. Venezuela cuenta con una de las mayores reservas de petróleo del mundo, y durante muchos años basó gran parte de su modelo económico en esta riqueza. El combustible barato fue visto como un derecho del ciudadano y una forma de redistribuir la riqueza petrolera entre la población.
El Estado subvencionó masivamente la gasolina, manteniendo precios artificialmente bajos durante décadas. Esto creó una cultura en la que repostar no era una preocupación y donde el consumo de combustible nunca estuvo condicionado por el precio. Aunque el modelo ha sufrido ajustes y reformas, la gasolina sigue estando muy por debajo de los estándares internacionales.








