La historia del automóvil está repleta de grandes aciertos, diseños que marcan una era y decisiones que transforman el rumbo de una marca para siempre. Pero también de capítulos menos gloriosos, momentos en los que la apuesta creativa se aleja tanto del gusto del público que se termina estrellando contra un muro de incomprensión. Eso es exactamente lo que acaba de vivir Jaguar con uno de sus prototipos más ambiciosos… y más polémicos.
El Jaguar Type 00 ha supuesto un punto de inflexión tan inesperado como dramático. El coche que debía inaugurar la nueva etapa eléctrica de la firma británica ha acabado entrando en la historia de la compañía por motivos muy distintos a los previstos: su diseño ha sido vapuleado, su campaña resultó un desastre y, como colofón, su creador —el aclamado Gerry McGovern— ha sido despedido de forma fulminante. Un terremoto interno que revela hasta qué punto Jaguar se juega su futuro inmediato.
3Una crisis de identidad en el peor momento
Jaguar afrontaba ya una situación delicada antes del Type 00. Su cuota de mercado llevaba años reduciéndose, sus modelos necesitaban una actualización profunda y el salto al eléctrico se había convertido en una cuestión de supervivencia. Lo último que la marca necesitaba era un experimento incomprensible que generara confusión entre sus clientes tradicionales.
Si Jaguar renunciaba a su identidad, otros estaban dispuestos a ocupar su lugar sin pedir permiso. Marcas nuevas como Jaecoo, que replican con descaro la estética británica de coches como los Range Rover pero a menor precio, están encontrando su hueco. En un mercado tan competitivo, despistar al cliente es un lujo que una marca con 90 de años de historia no puede permitirse.







