Con la llegada del frío, las mañanas se vuelven más duras, y no solo para nosotros. Cuando bajan las temperaturas, el coche también sufre; y pocos momentos generan tanta frustración como girar la llave o pulsar el botón y ver que el motor no responde como debería. El invierno es una prueba de resistencia para muchos componentes. Si no se han cuidado bien, el arranque puede convertirse en un auténtico dolor de cabeza.
El frío no avisa, y los problemas suelen aparecer cuando menos lo esperas: antes de ir a trabajar, camino de un viaje o justo el día que más prisa tienes. Por eso, adelantarse a estas situaciones es clave. Con un poco de prevención y siguiendo estos sencillos consejos, podrás evitar sustos innecesarios y asegurarte de que tu coche arranca a la primera. Incluso en los días más fríos del año.
4Deja que el motor se desperece
Una vez que el coche arranca, conviene no salir disparado de inmediato, sobre todo en pleno frío. El motor necesita unos instantes para alcanzar una temperatura mínima de funcionamiento y para que el aceite lubrique correctamente todas las piezas internas.
Dejar el coche al ralentí durante uno o dos minutos es suficiente para que todo empiece a funcionar de forma óptima. Eso sí, sin acelerones en vacío: acelerar en seco con el motor frío solo provoca un desgaste innecesario. Conducir de manera suave durante los primeros kilómetros es la mejor forma de cuidar el motor en invierno.








